"Es mejor que la religión se quede en el ámbito privado"
Isabel Nadal (Barcelona, 1955) dirige el Colegio Cervantes de la ciudad condal, una escuela pública de Infantil y Primaria que acoge desde hace veinte años a alumnos de los cinco continentes. El 60% de sus estudiantes son inmigrantes o hijos de familias extranjeras. En sus aulas se mezclan niños de 25 nacionalidades con 15 lenguas distintas y diferentes niveles sociales. Todo un ejemplo de convivencia intercultural que Nadal expuso recientemente en San Sebastián, en el tercer Seminario de Educación con Inmigrantes organizado por la UPV.
Pregunta. ¿Cómo trabajan con los alumnos inmigrantes?
Respuesta. No hay recetas. Vamos probando y avanzando, pero siempre en la línea de hacer una escuela acogedora en la que todo el mundo, niños, padres y profesionales, se sienta bien.
P. ¿En qué se traduce ahora esa filosofía?
R. Trabajamos con las llamadas aulas de acogida, donde un tutor atiende al niño inmigrante cuando llega y mientras su integración en el aula estándar no sea total. Pero nosotros, frente a otros centros, apostamos porque pase en el aula de acogida el menor tiempo posible. Ese tutor también pasa muchas horas en el aula ordinaria, dando soporte al maestro, al niño inmigrante y al resto de alumnos, porque lo importante es trabajar con todos.
P. Algunas voces critican la concentración de los alumnos inmigrantes en centros públicos, con el riesgo de que éstos se conviertan en guetos.
R. La escolarización no puede dejarse en manos del mercado. Es preciso evitar el fraude en la matriculación. No puede haber escuelas que de una forma muy perversa y sutil seleccionen a sus alumnos. Se trata de combinar los derechos individuales con los colectivos, porque la convivencia se produce si hay elementos que pueden convivir.
P. ¿Cómo lo ha logrado la escuela que dirige?
R. Hemos conseguido consolidar la matrícula de los niños autóctonos y de familias más normalizadas. Esto quiere decir que la escuela debe ser capaz de dar respuesta a las expectativas de todos los usuarios.
P. ¿Es importante trabajar con los padres para que superen estereotipos?
R. Exacto. Nosotros tenemos una comisión social donde colabora la escuela, gente de servicios sociales y otros agentes educativos. Contamos con clases para adultos. Acogemos exposiciones organizadas por los comerciantes de la zona. Hay todo un trabajo de interacción con el territorio para que la escuela no se vea como un antro. La labor de un maestro es trabajar con los niños, los compañeros, los padres. Tan importante es una cosa como otra, y si falla una, puede fallar todo.
P. Un asunto a veces polémico es la religión.
R. Nosotros impartimos clase de religión católica, cuya demanda va en aumento con la llegada de inmigrantes latinoamericanos. Existe también una demanda de religión musulmana, que hasta ahora no se ha podido ofrecer, pero podría estar al caer, y de no dar religión. Judía y protestante no se ha solicitado.
P. ¿Qué postura tiene su colegio en este asunto?
R. Me pregunto si es positivo que la escuela, a una hora determinada, diga: los católicos, aquí; los musulmanes, ahí; los judíos, allí; los agnósticos, a otro lado. Primero, a nivel organizativo, es complicado contar con los profesores a la misma hora. Y, segundo, si estamos todo el día trabajando para la convivencia, esta separación resultaría contraproducente.
P. ¿Y qué van a hacer?
R. Tenemos la obligación de ofrecer religión y los padres tienen el derecho de solicitarla, pero estamos estudiando pedirles que no la demanden. Intentaremos convencerles de que es mejor que la religión la dejen para el ámbito privado. Es cuestión de pactar cómo convivimos, pero serán los padres los que decidan.
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