Graves disturbios en Kirguizistán por un supuesto pucherazo electoral
Miles de manifestantes opositores al régimen del presidente de Kirguizistán, Askar Akáyev, atacaron ayer la sede de la policía del centro provincial de Jalalabad, en el sur de esa pequeña república centroasiática. Los policías que no lograron huir se vieron obligados a refugiarse en el tejado del edificio, desde donde hicieron disparos al aire para detener a la multitud, que les lanzaba piedras.
Los partidos de la oposición en este país de cinco millones de habitantes informaron de que se registraron al menos diez muertes en el enfrentamiento, aunque el Gobierno desmintió tal extremo. "Nuestra policía no tiene balas de goma ni gases lacrimógenos, e incluso le faltan porras", indicó el primer ministro, Nikolái Tanáyev. "Ni al presidente, ni a mí, ni al ministro del Interior se nos ocurriría emplear las armas contra el pueblo", añadió. Sin embargo, fuentes policiales ratificaron que habían muerto al menos diez personas.
Los manifestantes que entraron en la sede policial para liberar a los opositores detenidos el día anterior formaban parte de los miles de ciudadanos que protestaban por supuestos fraudes ocurridos durante las elecciones parlamentarias del 27 de febrero y 13 de marzo pasados. En aquellos comicios los partidarios del presidente Askar Akáyev obtuvieron la mayoría absoluta, pero la oposición ha acusado al Gobierno de haber organizado un pucherazo y ha impugnado ante el Tribunal Supremo los resultados en varias circunscripciones electorales. El Gobierno ha negado las acusaciones de fraude.
Los desórdenes ocurrieron después de que el sábado la policía hubiera expulsado por la fuerza a los manifestantes que habían ocupado la sede de la Administración provincial en Jalalabad y Osh. Según la oposición, en esta última ciudad, más de 200 personas fueron arrestadas y una treintena resultó herida.
La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) divulgó un comunicado en el que expresa su preocupación por cómo se están desarrollando los acontecimientos. Lo ocurrido en Jalalabad y Osh "puede conducir a una escalada de la violencia, que a su vez puede influir negativamente en la situación política y la estabilidad del país", dice el comunicado.
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