Blázquez afirma que nadie puede ser discriminado por su orientación sexual
El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal espera reunirse "pronto" con el Gobierno
Los nuevos aires en la más alta jerarquía de la Iglesia española empiezan a percibirse. El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, aseguró ayer que no se debe discriminar a nadie por su orientación sexual y que "no se puede ni ridiculizar ni humillar" a los homosexuales. Tras su visita al Vaticano en razón de su nuevo cargo, el obispo de Bilbao reiteró su voluntad de encauzar las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia y de reunirse "pronto" con Zapatero para ir afrontando progresivamente todas las cuestiones que tengan necesidad de ser tratadas.
El nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, convocó ayer una rueda de prensa tras regresar el jueves de Roma. El obispo de Bilbao quería presentarse a todos los medios de comunicación y comentar su visita al Vaticano. "El encuentro en la Secretaría de Estado de la Santa Sede ha sido de gran cordialidad. Hemos tenido una larga conversación en la que hemos repasado los distintos temas que afectan a la Iglesia en España. No nos han dado ninguna consigna", aclaró.
Ayer, también Blázquez quiso aprovechar para hacer un repaso sobre los temas que últimamente han enfrentado a la Iglesia española con el Gobierno. Habló abiertamente sobre los homosexuales. "Diría algo que leí en una ocasión a un socialista francés que ha tenido cargos de altísima responsabilidad: 'La humanidad se compone de varones y de mujeres y no de heterosexuales y homosexuales".
Al dar su opinión sobre el matrimonio gay, que ha iniciado ya su tramitación en el Congreso, fue menos explícito y lo hizo refiriéndose a las palabras de Jesús sobre si uno puede despedir a su mujer por cualquier motivo. "Jesús respondió lo siguiente: ¿no habéis leído lo que en principio Dios hizo? Creó al hombre a su imagen y semejanza, los creó varón y mujer, les dio un encargo, creced y multiplicaos, y a ese encargo acompañó una bendición", señaló.
Sobre los otros temas polémicos, la enseñanza de la religión en las escuelas, los preservativos y la investigación con células madres, Blázquez siguió a pie juntillas el mensaje de la Iglesia de los últimos tiempos. Del primero dijo: "Los padres son los principales educadores de sus hijos y tienen derecho a elegir el tipo de educación que quieren para ellos conforme a sus convicciones. Y debe hacerse viable de una manera normal el cumplimiento de este derecho". En cuanto a los preservativos y a la investigación con células madres, señaló: "No tengo ninguna opinión particular que no sea la de la Iglesia".
Del problema vasco, el presidente de la Conferencia Episcopal dijo varias cosas. Sobre si Batasuna o su presunta lista blanca debe concurrir a las elecciones (Blázquez fue uno de los obispos que firmó la pastoral que cuestionó la ilegalización de este partido) señaló: "El Estado cuenta con unos organismos que deciden quién puede presentarse y quién no. Yo en este punto no tengo una palabra especial". Y respecto a al nacionalismo dijo: "En la doctrina de la Iglesia siempre se ha distinguido entre nacionalismos y nacionalismos exacerbados. Yo soy partidario de esta distinción". También señaló que no existe ningún proyecto de documento sobre la unidad de España, a pesar de que algunas personas han hablado de la conveniencia de que la Conferencia Episcopal reflexionase sobre ello.
Blázquez habló también sobre su comentada relación con el Camino Neocatecumenal, cuyo fundador es Kiko Argüello (de ahí que se les conozca como los kikos). Este movimiento lo conoció siendo estudiante en Roma en 1969 y de él ha escrito un libro, Camino Neocatecumenal, intento de discernimiento teológico. "Como presbítero he presidido una comunidad en Ávila y posteriormente en Salamanca. Pero desde que me marché a Santiago de Compostela como obispo auxiliar no he tenido una relación especial con este movimiento. No soy el obispo del Camino Neocatecumenal", aclaró.
Eso no le impidió definir a este colectivo como "uno de los nuevos movimientos eclesiales que son un signo de la presencia del espíritu". "Yo agradezco mucho lo que recibí a través de mi participación en los años en los que tuve más relación. Doy gracias al Señor por ello".
En relación al bestseller El Código da Vinci, contra el que la Iglesia católica ha emprendido una campaña, Blázquez precisó: "No lo he leído. Por lo tanto, no puedo dar mi opinión".
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