_
_
_
_
_
OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Negación de derecho

Esta carta es un débito personal para alguien muy especial, mi tío, y a la vez un grito para despertar a las conciencias que ven cómo ocurren vulneraciones a los derechos fundamentales sin hacer nada. Mi tío nos dejó el día 8 de marzo, tras una lucha titánica por conseguir habitación y una penosa agonía de cinco días y de cuatro noches en el Hospital Universitario Gregorio Marañón, una agonía que también vivieron sus dos compañeros de habitación y sus familias.

Dos veces intentamos pedir el traslado de ambos o de él mismo alegando razones éticas, de dignidad y de intimidad ante lo extremo e insostenible de la situación.

La respuesta, cuando conseguíamos que nos la dieran, era siempre la misma: "El hospital está saturado y no tenemos sitio disponible".

Y digo cuando lo conseguíamos porque el responsable del hospital de noche debe ser poco menos que Dios, ya que nos fue imposible hablar con él, ni tan siquiera acercarnos a alguien que le transmitiera nuestra queja.

Por suerte o por desgracia, las veces que mi familia, conocidos o yo misma hemos necesitado asistencia en este hospital público hemos obtenido la misma respuesta a la falta de camas, a la imposibilidad de ingreso, al colapso en la atención primaria en urgencias, a la dificultad de conseguir cita con sus especialistas...: la saturación.

Y yo me pregunto, ¿hasta cuándo este hospital va a seguir prestando servicio a un área geográfica de más de un millón de habitantes sin que se construya nada más que una ampliación obstetricio-maternal?

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

¿Hasta cuándo vamos a seguir soportando que sus urgencias sean un sinfín de camas anegando los pasillos? ¿Acaso no tenemos derecho a una sanidad pública digna por vivir en la zona sur de Madrid? ¿Acaso no tenemos derecho a morir dignamente rodeados de nuestros seres queridos sin que nuestra familia se preocupe además de que el ingresado de al lado necesite descansar sin gemidos y lamentos agónicos?

¿No es lícito pedir una muerte digna e íntima en un hospital público? ¿O es que acaso la sanidad pública nos niega también el derecho a morir dignamente?

Para mi tío ya es demasiado tarde, pero no dejemos que esto siga pasando sin alzar la voz para exigir nuestros derechos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_