Comunidad nacional
Piadosamente leía yo ayer, 16 de marzo, el artículo de Martínez Sospedra, de la Universidad Católica Cardenal Herrera-CEU, Contra la comunidad nacional, concepto que es para él una malísima idea, siempre que no se trate, naturalmente, de la "comunidad nacional española". No le parece bien distinguir entre las autonomías "regionales" y las que forman una "comunidad nacional"; todas las autonomías deben ser del mismo rango, y la expresión comunidad nacional es mala porque "tiene una fundamentación étnica".
La base del error -nos dice- está en hacer de la lengua la base de la comunidad nacional, así es como nos salen cuatro naciones dentro del Estado. Y eso es muy malo, se ve. Como no nos explica por qué, tendremos que especular. ¿No está basado el concepto de nación española sobre la base de la lengua? ¿Está basado el concepto de nación española sobre "una concepción estrictamente cívica del cuerpo político", como quiere el profesor? Entonces, ¿qué hace que mantengamos una estructura política con un rey a la cabeza, si nada, nada, nos hace diferentes de nuestros vecinos portugueses o franceses? ¡Disolvámonos en la Unión Europea, que no haya diferencias lingüísticas ni étnicas entre nosotros! Pero atentos, buenos españoles, si los malos -¿nacionalistas excluyentes?- de la Unión eliminan el castellano como lengua de trabajo, nos vamos a la Cibeles con unas banderas nacionales y montamos un pollo de mariasantísima. A Dios rogando y con el mazo dando.
