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Las sociedades sometidas, el enemigo y los conquistadores

El comisario de El imperio azteca, Felipe Solís, ha querido presentar en la exposición a los pueblos que convivieron en Me-soamérica, "respetando la individualidad" de los que incluso fueron dominados por la fuerza de los ejércitos. Los mixtecos, los totonacos y los huastecos, entre otros, fueron sometidos por los aztecas. La exposición revela la habilidad de los derrotados en el trabajo de mosaicos de turquesa y la calidad de su orfebrería. Las joyas de oro, la cerámica policromada y las esculturas talladas en roca arenisca desvelan las singularidades de sus culturas.

Los aztecas fueron grandes guerreros, pero no consiguieron vencer a los tarascos. Organizados en un estado imperial en el oeste de México, en la región de Michoacán, los tarascos impusieron su poderío militar en la región y se convirtieron en el principal enemigo de los aztecas hasta la llegada de los españoles. Las piezas tarascas tienen similitudes con las aztecas (se repite el chac-mool, una escultura antropomórfica que aparece recostada en una posición difícil de sostener), pero se diferencian en sus trabajos de alfarería y en las formas más simples de las figuras humanas y animales.

La llegada de los colonizadores españoles marcó el fin del imperio azteca, la destrucción de buena parte de sus ciudades y el expolio de sus riquezas. El imperio azteca cierra el recorrido con una sala dedicada a los primeros años de la presencia española en México, que no se incluyó en la presentación de la exposición en el Guggenheim de Nueva York el pasado año. La reinterpretación indígena de la religión católica queda plasmada en crucifijos tallados con los símbolos de la pasión o en las ilustraciones de códices escritos por españoles. En la misma sala están expuestos un retrato del emperador Carlos V, de Lucas Cranach el Viejo, y su armadura, pistolas, cálices y custodias de plata. Otras piezas están directamente implicadas en el ocaso de los aztecas. Es el caso de una espada del Patrimonio Nacional atribuida a Hernán Cortés.

Reconocimiento

El imperio azteca reconocía el valor de los artistas y artesanos que daban forma a sus símbolos. En los momentos álgidos de su civilización, señaló Solís, gozaron de una gran consideración social. "Moctezuma pagó su trabajo con cosas que los artistas no podían usar, como telas y objetos valiosos", afirmó. Su trabajo también ha sido admirado por los artistas contemporáneos. Solís recordó que la figura de chac-mool fue reinterpretada en el siglo XX por el escultor británico Henry Moore. Ante un gran caracol tallado en piedra procedente del yacimiento del templo mayor, de Ciudad de México, el comisario no pudo evitar citar a Brancusi. "Es la esencia de la forma. En el siglo XV los aztecas ya habían llegado a representar sólo lo que querían mostrar como una devoción al dios del agua".

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