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La llegada de 1.000 inmigrantes africanos colapsa una isla en Italia

El ministro de Interior pide que se refuercen las fronteras europeas

Más de mil inmigrantes africanos han desembarcado clandestinamente en la isla de Lampedusa, en el sur de Italia, en las últimas horas, colapsando los servicios de acogida y desbordando a las autoridades. Los indocumentados, que llegaron en cinco embarcaciones, están siendo trasladados por la marina a Sicilia. Mientras, la guardia costera ha avistado ya otras dos pateras con unas 200 personas a bordo.

Según la policía, todos los barcos proceden de un puerto situado en la frontera entre Libia y Túnez. Una delegación libia podría llegar a la isla para ayudar en las tareas de identificación de los africanos, a quienes las autoridades italianas pretenden repatriar en el plazo más breve posible.

La crisis provocada por este desembarco masivo obligó al ministro de Interior italiano, Giuseppe Pisanu, a abandonar la cumbre que reunió ayer y anteayer en Granada a sus homólogos de Alemania, Francia, Reino Unido y España.

Pisanu aseguró que la red de tráfico de seres humanos detrás de esta operación "ha ganado dos millones de euros por cruzar el Mediterráneo a estas personas". Pisanu subrayó la necesidad de reforzar el control de las fronteras europeas. Para ello, el llamado grupo de los cinco (G-5) volverá a reunirse en julio en Francia para analizar el control fronterizo, según anunció Dominique de Villepin, titular de Interior francés. En esa cumbre se plantearán "los problemas" que genera la libre circulación de personas en el llamado espacio Schengen, así como el colapso de los sistemas de atención social y sanitaria.

Pisanu insistió en que el tráfico de seres humanos debe abordarse "con dureza y humanidad". La primera habría que aplicarla contra las mafias, "que están aprovechándose de las leyes de la UE para perfeccionar la explotación de los inmigrantes", mientras que la humanidad se dedicaría a quienes son víctimas de estas redes por cuestiones de pura necesidad.

Los ministros reunidos en Granada debatieron sobre los métodos para cortar estos flujos desde sus puntos de origen.

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