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La investigación de 2003 concluyó que las prácticas eran legales y respetuosas

Por segunda vez en tres años el hospital Severo Ochoa de Leganés (Madrid) se enfrenta a una investigación por supuestas malas prácticas en el manejo de enfermos terminales en su servicio de urgencias. La anterior fue realizada por el Comité de Ética Asistencial del hospital de Getafe (el de Leganés carece de esta figura). La conclusión fue que aquellas prácticas eran legales, no buscaban hacer daño sino el beneficio de los pacientes y eran respetuosas con la voluntad de éstos o de sus familiares.

El trabajo llevó cuatro meses y en él se estudiaron más de 50 folios con las supuestas anomalías, recuerda el presidente del Comité, Miguel Casares. En su último párrafo manifiesta el "respeto y admiración a todos los profesionales del servicio de Urgencias del hospital Severo Ochoa [de Leganés], que tantas veces en condiciones de gran presión asistencial están comprometidos en proporcionar una asistencia de calidad a estos pacientes".

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Casares no duda en repetir la valoración ante las nuevas denuncias, que califica de "tendenciosas e intencionadas desde todo punto de vista". "Aunque no sé a quién puede beneficiar", añadió. "Lo que me sorprende es que se ponga en duda la gestión de un hospital público con probada capacidad y se cuestione. Se ha manchado su imagen. A ver ahora cómo se limpia", comentó.

Sedación terminal

El anterior estudio concluyó que "en todos los casos en que se indicó sedación terminal [inducir un coma mediante fármacos ante la imposibilidad de aliviar el dolor o la angustia de un enfermo terminal] el paciente cumplía los criterios clínicos adecuados, por lo tanto el Comité considera que no se vulneró ningún principio, se respetaron los derechos del paciente y no existió mala praxis".

Sobre las cifras que indican una mayor tasa de mortalidad en urgencias -compensada con una menor tasa en planta-, la investigación apunta que el "servicio de urgencias fue dotado de instalaciones similares a las de hospitalización para la atención de este tipo de pacientes [los terminales]", por lo que es posible una mayor mortalidad que en hospitales donde estos servicios se realizan en planta.

"Los principios y objetivos fundamentales" de este servicio "son los de promover la máxima calidad de vida, dignidad y autonomía de los enfermos", lo cual se cumplió, señala el texto.

Casares no duda en atribuir aquella primera denuncia a alguien "de dentro del hospital", y el actual cese del jefe de Urgencias, Luis Montes, a "una caza de brujas por parte de la gerencia".

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