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El terrorismo y la inmigración crispan la precampaña británica

Los conservadores recortan distancias en los sondeos a los laboristas

La crispación empieza a dominar la precampaña electoral británica coincidiendo con el crecimiento del Partido Conservador en los sondeos y el deterioro de la imagen del primer ministro, el laborista Tony Blair. Todos se atribuyen la victoria tras los enfrentamientos de esta semana en Westminster a cuenta de la Ley de Prevención del Terrorismo y, mientras el laborismo acusa a los tories de jugar con la seguridad nacional por razones electorales, éstos responden que al partido del Gobierno le empiezan a temblar las piernas.

El panorama político ha cambiado en unas pocas semanas en el Reino Unido. Aunque a trompicones, de crisis en crisis, desde que empezó la legislatura, el Partido Laborista nunca ha dejado de encabezar las encuestas más fiables sobre intención de voto y acabó el año con una ventaja de entre cinco y ocho puntos sobre los tories. Sin embargo, el líder conservador, Michael Howard, que llegó a estar completamente quemado en otoño, parece ahora haber renacido de sus cenizas. Y con él, su partido.

A finales de febrero, los conservadores estaban a tres puntos de los laboristas en el sondeo mensual de ICM para The Guardian, frente a una desventaja de seis puntos en enero y ocho en diciembre. En el sondeo de la agencia Mori para Financial Times los tories estaban sólo dos puntos por debajo del laborismo, frente a los seis puntos que les separaban en enero y cinco del pasado diciembre.

Con esos resultados el Partido Laborista renovaría sin problemas su actual mayoría absoluta, pero lo que revelan esos datos es que el Partido Conservador ha dado un gran salto hacia arriba en vísperas de las elecciones, que se esperan para principios de mayo. Los electores están premiando su decisión de escorarse hacia la derecha con un discurso marcadamente populista en materia de inmigración y abrazando sus valores más tradicionales al comprometerse a bajar los impuestos (aunque sin especifica ni cuánto ni cuáles) y atreviéndose a hacer campaña en un terreno en el que hasta ahora parecían incapaces dada su responsabilidad en el profundo deterioro del sector: la sanidad pública.

Ley antiterrorista

Esta semana, el rehén electoral ha sido el terrorismo, con los dos grandes partidos jugueteando peligrosamente en la tramitación parlamentaria de la Ley sobre Prevención del Terrorismo.

La ley, aprobada tras 30 horas de debate, una docena de votaciones y sesiones de mañana, tarde, noche, madrugada, mañana y tarde, permitirá mantener bajo estrictas condiciones de control a las personas sospechosas de terrorismo que no puedan ser llevadas a juicio por falta de pruebas.

En los momentos más críticos del debate llegó a circular el rumor de que, dadas las condiciones exigidas por la oposición para aprobar la ley -bloqueada en la Cámara de los Lores, donde conservadores y liberales-demócratas superan en escaños a los laboristas-, Blair estaba dispuesto a renunciar a ella y convocar elecciones anticipadas.

El objetivo de la maniobra sería demostrar que los laboristas son el único partido que se toma verdaderamente en serio la amenaza del terrorismo.

El sábado, el líder laborista en los Comunes, Peter Hain, acusó a los tories de poner en riesgo la seguridad nacional por razones electorales. Howard le contestó desde Brighton, donde los conservadores celebran su congreso de primavera, que al Gobierno le están empezando a temblar las piernas.

Tony Blair pronuncia un discurso ayer en Londres.
Tony Blair pronuncia un discurso ayer en Londres.EPA

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