El cerco se estrecha sobre Karadzic
La sucesiva rendición de generales acerca al Tribunal de La Haya a los principales responsables de las guerras de los Balcanes
La llegada al Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) de Mico Stanisic, antiguo ministro del Interior serbobosnio, ha estrechado el círculo trazado por la fiscal, Carla del Ponte, alrededor de los que considera principales culpables del conflicto de los Balcanes. La presencia de Stanisic y la sucesiva rendición de cinco generales de diferentes etnias ilustra el interés de Serbia y Croacia por congraciarse con la UE para mejorar su situación política. Un esfuerzo, sin embargo, que la familia comunitaria sólo está dispuesta a reconocer cuando aparezcan en La Haya el líder político serbobosnio, Radovan Karadzic, el jefe de su Ejército, Ratko Mladic, y el general croata retirado Ante Gotovina.
Presentados por Del Ponte como el trío esencial sin cuyo procesamiento no puede darse por concluida la labor del TPIY, el hecho de ligar su suerte a la de sus patrias parece estar surtiendo efecto. El tribunal prefiere ceñirse al argumento de la obligación de Belgrado y Zagreb de acatar las leyes internacionales para explicar la súbita comparecencia de tantos encausados. Fuentes cercanas al mismo admiten, de todos modos, que las quejas de la fiscal por la falta de colaboración de las autoridades serbias y croatas en la búsqueda de Karadzic y Mladic, acusados de genocidio, y Gotovina, de crímenes de guerra y contra la humanidad, están surtiendo efecto. Mico Stanisic, además, se ha entregado apenas dos días después de que lo hiciera el albanés Ramush Haradinaj. El antiguo comandante del Ejército de Liberación de Kosovo -provincia serbia administrada por la ONU- renunció al cargo de primer ministro para defenderse de 38 cargos de crímenes de guerra y contra la humanidad. En este caso, las víctimas habrían sido civiles serbios. Stanisic, con diez cargos de crímenes de guerra y contra la humanidad en contra, persiguió a musulmanes de Bosnia.
Para los Gobiernos de Serbia y Croacia, las exigencias de la fiscalía del TPIY les niegan la posibilidad de impartir justicia en su propio territorio. Stipe Mesic, presidente croata, se quedó el pasado viernes compuesto y todavía sin cita para abrir las negociaciones de adhesión a la UE por no haber localizado a Gotovina. Este último, considerado un héroe porque reconquistó la denominada Krajina serbia (entidad rebelde que ocupaba entre 1991 y 1995 un tercio de Croacia), debe responder de crímenes de guerra y contra la humanidad.
Tribunal serbio
En cuanto a Radovan Karadzic y Ratko Mladic, la fiscal Del Ponte ha llegado a decir que no descansará hasta que no comparezcan ante los jueces. Para Vojislav Kostunica, primer ministro serbio, los afanes de la jurista están mal enfocados. En unas declaraciones, el político afirmó que su Gobierno había enviado a La Haya todos los documentos que pudo recabar sobre el paradero de Mladic. Pero lo que de verdad ayudaría a resolver la situación sería "juzgarle en un tribunal serbio". En cuanto a su paradero, Kostunica dijo que no se había probado que el ex general se ocultara en Serbia y Montenegro.
Con Radovan Karadzic, las cosas son aún más complejas. En rebeldía desde hace nueve años, los tres intentos de la OTAN de arrestarle han resultado fallidos. Considerado el máximo responsable, junto con su brazo ejecutor, Mladic, de la matanza de musulmanes en Srebrenica, se cree que está protegido por una red de incondicionales. Formada por antiguos políticos o guardaespaldas, le escondería en lugares remotos de Serbia. El británico Paddy Ashdown, alto representante de la comunidad internacional para Bosnia, ya dijo el año pasado que se aplicaría para "librarse de los estorbos puestos por la propia república serbobosnia" para impedir la captura de Karadzic.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.