La CEV apuesta por el consenso en el relevo de Ferrando
La sucesión de Rafael Ferrando al frente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) sigue abierta. La única unanimidad gira en torno a la apuesta por alcanzar un candidato de consenso que evite un enfrentamiento en el relevo al frente de la patronal provincial, según coincidieron en señalar ayer al menos tres dirigentes empresariales de diversas filiaciones y sectores en los pasillos del Palacio de Congresos de Peñíscola que albergó la cumbre empresarial convocada por Cierval.
Luis Fernando Cartagena, miembro del comité ejecutivo de COEPA y valedor de José Vicente Morata como futuro presidente de la patronal provincial de Valencia, y Alejandro Soliveres, secretario general de Femeval, la patronal del metal que preside su posible rival José Vicente González, ilustraron el jueves por la noche las diferencias entre ambos aspirantes. Cartagena y Soliveres acudieron a la cena que congregó al centenar de empresarios que participaron en la primera jornada de la cumbre de Peñíscola pero no se sentaron a la mesa. Durante tres largos cuartos de hora, de pie, intercambiaron puntos de vista y escenificaron el evidente desencuentro entre dos facciones de la CEV.
La pirámide
Cartagena explicó ayer por la mañana a todo el que quiso escucharle que la patronal es "una estructura piramidal", que no cabe obviar las directrices de la CEOE, que las Cámaras de Comercio se deben concentrar en su papel de entidad de derecho público al servicio de la empresa y que "no se puede ir a contrapelo" de la arquitectura institucional que caracteriza a las asociaciones empresariales.
Soliveres evitó ayer cualquier comentario. Los representantes de Femeval defienden que una patronal provincial fuerte contribuye a la fortaleza de toda la pirámide. Y el plenario de la cumbre de Peñíscola brindó a José Vicente González una oportunidad para estimar el apoyo que suscita. González exponía su ponencia minutos antes de las doce del mediodía, cuando estaba previsto que los asistentes guardaran cinco minutos de silencio en homenaje a las víctimas del atentado que causó 192 muertos en Madrid hace un año. El conductor del acto le invitó a detener su discurso, pero dio la impresión de que pretendía cortar su intervención y retirarle la palabra. González se detuvo y recibió una sonora ovación.
Los cinco minutos de silencio arrancaron con algún pito al conductor del acto. Una vez concluido el homenaje a las víctimas, González retomó el discurso que abrevió precipitadamente y arrancó una segunda ovación.
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