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Entrevista:Kepa Aulestia | LA PLAGA DEL SIGLO XXI

"Al Qaeda pretende instaurar una especie de califato universal"

Miguel Ángel Villena

No todos los terrorismos son iguales. El análisis de la evolución de esta plaga que atemoriza a las sociedades contemporáneas es el objetivo del ex diputado Kepa Aulestia en Historia general del terrorismo, donde da claves que intentan explicar su futuro. Un año después de los atentados del 11-M en Madrid, Babelia presenta una guía literaria sobre las rutas de esta violencia mortal.

"Cuando la violencia política es un fin en sí mismo se puede hablar de terrorismo"
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Después de unos años dedicado a la política, Kepa Aulestia (Ondarroa, 1956) se ha convertido en uno de los principales expertos sobre el terrorismo. El que fuera secretario general de Euskadiko Ezkerra y diputado en el Congreso por aquella formación de la izquierda vasca ha publicado un par de libros sobre ETA y su entorno, y ahora aborda un ensayo más amplio en el que repasa el panorama del terrorismo en el mundo desde una perspectiva histórica y con un ámbito geográfico que abarca todo el mundo.

PREGUNTA. Da la impresión de que resulta difícil definir lo que es terrorismo. ¿Por qué?

RESPUESTA. El terrorismo es un fenómeno sometido a continuas mutaciones que se enfrenta a culturas y regímenes muy distintos. Es cierto, por tanto, que resulta complicado distinguir entre violencia política y terrorismo y eso lleva a eternas discusiones ideológicas y doctrinales. Decir que toda violencia política entra en la categoría de terrorismo sería una exageración. Incluso hay quienes defienden que sólo se puede considerar terrorismo la violencia política que se produce en un sistema democrático. Pero más allá de las disquisiciones, la violencia en Irak, antes y después de las recientes elecciones, ha practicado el terrorismo, aunque en algunos periodos se haya englobado como resistencia a los grupos que ejecutaban las acciones.

P. ¿No hay forma de ponerse de acuerdo en el término?

R. Yo diría que toda violencia política deriva en terrorismo cuando esa violencia se adueña del grupo que la ejerce y cuando se convierte en ideología. En una palabra, cuando la violencia política es un fin en sí mismo podemos hablar de terrorismo. De todos modos, lo más preocupante siempre es la definición jurídica, la tipificación penal que no es igual en todos los países. Por otra parte, también encontramos dictaduras que utilizan el término terrorista de forma interesada o utilitarista.

P. ¿Es legítimo el tiranicidio?

R. A lo largo de la historia ha habido muchos tiranicidios, pero creo que la violencia no tiene ninguna causa que la justifique, salvo aquella que está regulada en un orden democrático.

P. ¿Qué medidas debe aplicar un Estado de derecho para combatir el terrorismo sin vulnerar las libertades civiles?

R. El Estado de derecho puede adoptar medidas, ser más preventivo, buscar nuevos instrumentos para perseguir o neutralizar el terrorismo. Ahora bien, en el caso del terrorismo islamista el Estado de derecho es incapaz de disuadir a unos fanáticos que han integrado su propia muerte en la misión que se les ha encomendado. Este rasgo representa el gran cambio en el fenómeno terrorista de los últimos años. Los musulmanes poseen otro sentido del tiempo, otras estrategias, que serían inconcebibles en grupos terroristas occidentales. Sería inimaginable un comando durmiente de ETA, por ejemplo.

P. ¿Ese factor religioso y fundamentalista aparece como la principal novedad en una red como la dirigida por Al Qaeda?

R. Los islamistas tienen una vida que han donado a las actuaciones terroristas. En ese sentido, es difícil vencer al terrorismo islamista por su carácter suicida. Hemos de asumir por ello que contamos con límites para frenar el terrorismo islamista. Otro aspecto nuevo se refiere a que ni el comunismo ni siquiera el anarquismo generaron una internacional del terrorismo. Por el contrario, Al Qaeda pretende instaurar una especie de califato universal en todo el mundo del islam y lo quiere imponer a través del terrorismo. Esta concepción del mundo convierte la filosofía de Bin Laden y de sus seguidores en algo muy intangible, imprevisible y sin medida. Al no existir objetivos políticos netos se persigue lo más auténtico con el terrorismo.

P. ¿Y qué es lo más auténtico para Al Qaeda?

R. El terrorista más auténtico es el que mata muriendo. Ése es el modelo para los fanáticos islamistas.

P. ¿La estrategia de Al Qaeda responde a un choque de civilizaciones?

R. No creo que exista un choque de civilizaciones. En el fondo esa civilización, ese modelo de vida, que pretende imponer Al Qaeda se limita al ámbito en el que la población musulmana es mayoritaria. Se trata de expulsar al invasor, de purgar la sociedad y el territorio del islam de elementos extraños.

P. ¿Son capaces los actos terroristas de cambiar el curso político de un país?

R. El terrorismo es incapaz de transformar el rumbo de un Estado, ya sea democrático o dictatorial. Ni el terrorismo ruso del XIX terminó con el zarismo ni los grupos terroristas de Europa occidental acabaron con los gobiernos democráticos de los sesenta y setenta.

El escritor Kepa Aulestia, la pasada semana en Madrid.
El escritor Kepa Aulestia, la pasada semana en Madrid.BERNARDO PÉREZ

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