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El dolor se adueña de la isla filipina donde murieron 27 niños intoxicados

El entierro de 12 de los 27 escolares fallecidos en la isla de Bohol (centro de Filipinas) tras comer dulce de mandioca en el recreo sumió ayer a la población en un delirio de dolor. Los padres, desgarrados en llanto, arañaban los ataúdes bajo un sol inclemente, rodeados de 2.000 lugareños de Mabini (27.000 habitantes), a cuya escuela de San José pertenecían los niños. De los 105 pequeños afectados, dos docenas siguen en cuatro hospitales de la zona; también está ingresada una de las dos vendedoras a quienes los niños habitualmente compraban mandioca: un nieto de la mujer es precisamente el último de los fallecidos. Muchas familias que han perdido a sus hijos ni siquiera tienen dinero para comprar un ataúd, por lo que la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, que asistió al sepelio, ordenó pagar con fondos oficiales los féretros. El alcalde de Mabini, Stephen Rances, afirmó que el resto de las víctimas será sepultado en los próximos dos o tres días.

Más información
Un pesticida causó la muerte de 27 niños en un colegio filipino

Las autoridades investigan las causas del envenenamiento. La hipótesis más fuerte es que una mala cocción de la mandioca pudo liberar el cianuro de potasio que contiene ese tubérculo. También se mantiene la posibilidad de que la mandioca tuviera algún pesticida.

Familiares y vecinos acompañan los ataúdes de los niños envenenados.
Familiares y vecinos acompañan los ataúdes de los niños envenenados.REUTERS

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