Hay un método en la catástrofe
Dos físicos de California descubren que las extinciones biológicas siguen ciclos de 62 millones de años
Los animales aparecieron hace unos 550 millones de años, y su evolución se ha visto perturbada desde entonces por cinco extinciones masivas. Cada una de ellas barrió del mapa la mayoría de las especies existentes en ese momento. Estas catástrofes no siguen ninguna pauta temporal obvia. Y al menos una, la que acabó con los dinosaurios hace unos 60 millones de años, se debió posiblemente al colosal impacto de un asteroide, un evento azaroso e impredecible donde los haya.
O así se creía hasta ahora, porque Robert Rhode y Richard Muller, dos físicos del Laboratorio Lawrence Berkeley de la Universidad de California, acaban de demostrar que las pérdidas drásticas de biodiversidad siguen un ciclo de 62 millones de años. Este misterioso ritmo había pasado inadvertido porque algunas de esas desapariciones de especies fueron mucho más moderadas que otras. Las cinco extinciones masivas representan, simplemente, los puntos mínimos de los ciclos 2, 3, 5, 6 y 8 (véase gráfico). Las extinciones de los ciclos 1, 4 y 7 existen, pero son menos acusadas.
Rhode y Muller han revelado estos ciclos mediante un concienzudo análisis estadístico de los datos bien establecidos del registro fósil. En el trabajo que presentan hoy en Nature examinan varias hipótesis para explicar el ciclo -incluidas las posibles oscilaciones del Sol respecto al plano de la galaxia, alguna forma periódica de vulcanismo y las perturbaciones gravitatorias causadas por un planeta X aún no descubierto-, pero ninguna de ellas parece cuadrar con los datos.
Sin embargo, si la extinción de los dinosaurios (ciclo 8) se debió a la colisión de un asteroide, ¿no deberían los demás ciclos tener la misma causa?
"En efecto, yo tiendo a preferir esa explicación", responde Muller a EL PAÍS, "pero es pura especulación, porque no conozco un mecanismo que pueda generar lluvias de asteroides cada 62 millones de años".
"Hay cierta ambigüedad sobre la causa de la extinción de los dinosaurios", responde Rohde, el otro autor. "Sin duda cayó un gran meteorito junto a México, pero, en una especie de broma cósmica, también hubo una masiva erupción volcánica en el extremo opuesto de la Tierra, que duró un millón de años y expulsó dos millones de kilómetros cúbicos de lava. Este tipo de vulcanismo también se ha vinculado a otras extinciones, y podría ser la causa de nuestro ciclo, pero habría que encontrar sus rastros en todos los mínimos de la onda para poder afirmarlo".
Estamos ahora hacia el final del ciclo 9. ¿Cuándo toca el próximo evento? "Lo que vemos no son realmente eventos, sino ciclos", dice Muller. "Si la teoría de los asteroides fuera correcta, no se trataría de un solo impacto, sino de muchos repartidos a lo largo de millones de años".
Rohde añade: "Si la periodicidad fuera exacta, el próximo mínimo sería dentro de cinco millones de años. Pero las reducciones de biodiversidad parecen una suma de caídas abruptas y graduales durante un periodo extenso. Esto significa, esperemos, que nuestros descendientes podrán identificar los cambios graduales mucho antes de que ocurra un cataclismo. Por ejemplo, verían un incremento de cometas o asteroides en el interior del Sistema Solar antes de que uno impactara en nuestro planeta".
El actual director del Museo de la Universidad de Oxford, el naturalista Keith Thomson, ya sugirió hace 30 años que la biodiversidad sigue ciclos de unos 60 millones de años. Thomson explica a este diario: "Subrayé en aquel trabajo que no sólo las extinciones son periódicas, sino que cada una viene precedida por una fase de gran diversificación [generación de nuevas especies]. Quizá no haya una causa externa para estos ciclos. Quizá, una vez que el sistema de diversificación echó a andar hace 550 millones de años, simplemente estableció una oscilación interna".
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