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Bush asegura que su política ha generado un deshielo democrático en Oriente Próximo

Siria afirma que su retirada de Líbano será antes de mayo, como exige el presidente de EE UU

"Las perspectivas de la democracia parecían congeladas en Oriente Próximo. Y, de repente, el deshielo ha comenzado". Un optimista George W. Bush aseguró ayer que la tendencia hacia la democracia en la zona es general y que los regímenes autoritarios son "el último suspiro de un pasado desprestigiado". El presidente de EE UU advirtió a Siria de que las próximas elecciones libanesas no deben celebrarse con soldados o espías del régimen de Damasco en ese país. Horas después, el embajador sirio en Washington, Imad Moustapha, aseguró que dicha retirada se efectuaría "bastante antes de mayo".

Bush, en este segundo mandato presidencial, se siente fortalecido en sus decisiones de política exterior y atribuye buena parte del deshielo internacional a los efectos que han desencadenado las guerras y las posteriores elecciones celebradas en Afganistán e Irak: "A lo largo de Oriente Próximo, una masa crítica de acontecimientos está llevando a la zona hacia una nueva y esperanzadora dirección; la historia se está moviendo con rapidez y los dirigentes de Oriente Próximo tienen que tomar decisiones importantes".

Entre la masa crítica, el presidente mencionó los avances logrados en Irak, Afganistán y los territorios palestinos tras la muerte de Yasir Arafat y las elecciones del 9 de enero, pero también mencionó las protestas en Líbano contra la ocupación militar siria y los tímidos movimientos democratizadores en Arabia Saudí y Egipto.

Bush reiteró que Siria debe retirar por completo de Líbano "todos sus efectivos militares y sus agentes de inteligencia" para que las elecciones previstas para mayo "puedan ser libres e imparciales", un mensaje que ya había lanzado en días anteriores y que adquirió la solemnidad que se otorga a los compromisos y ultimátum. "La libertad triunfará en Líbano", añadió el presidente, con palabras dirigidas a los libaneses -"el pueblo norteamericano está a vuestro lado"- pero sin hacerse eco de la gran manifestación de ayer en Beirut de apoyo a Siria, organizada por Hezbolá, que EE UU considera un grupo terrorista y la UE se resiste a incluir en su lista de organizaciones dedicadas al terror.

La referencia del presidente, y las presiones de Francia y otros países de la UE, parecen haber hecho mella en el Gobierno de Damasco. Ayer, a través de su embajador en Washington concretó una fecha de retirada -"bastante antes de mayo", dijo el diplomático sirio-, pero sin ofrecer un día. Éste deberá ser negociado con el Gobierno libanés.

El presidente valoró el hecho de que la comunidad internacional, "incluyendo Rusia, Alemania, Francia, Arabia Saudí y Estados Unidos", ha planteado al Gobierno sirio que elija entre poner fin a la ocupación iniciada hace casi 30 años o estar cada vez más aislado. Antes de su discurso, informó la Casa Blanca, Bush habló por teléfono con el presidente francés, Jacques Chirac, y con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Abdullah, sobre Siria y la situación en Oriente Próximo.

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El último atentado terrorista en Tel Aviv, añadió Bush, fue obra de un grupo radical palestino cuya sede está en Damasco: "Tanto Siria como Irán tiene una larga historia de respaldo a grupos terroristas que tratan de sembrar la división y el caos en Oriente Próximo", de forma que "ha llegado el momento de que ambos países dejen de usar el asesinato como arma política y corten todos sus apoyos al terrorismo". Para Irán hubo palabras algo más estimulantes que evocaron la negociación en curso entre la UE y Teherán, pero también un doble mensaje: "El régimen iraní debería escuchar las preocupaciones del mundo y de los ciudadanos de Irán, que quieren libertad".

En el discurso que Bush pronunció en la Universidad Nacional de la Defensa hubo, además de una cierta euforia, la autocrítica que ya apuntó en junio del año pasado sobre el tradicional apoyo de Estados Unidos a los Gobiernos autoritarios aliados de la zona, en nombre de la estabilidad: "El avance de la esperanza en Oriente Próximo exige nuevas reflexiones; a estas alturas está claro que los regímenes autoritarios no son la ola del futuro, son el último suspiro de un pasado desprestigiado".

Libertad

La tarea de Estados Unidos y sus aliados ahora es clara, añadió: "Por nuestra propia seguridad a largo plazo, todas las naciones libres deben respaldar a las fuerzas de la democracia y la justicia que han empezado a transformar Oriente Próximo". En el marco de la misma visión que avanzó en su toma de posesión, el presidente se mostró seguro de que "el deseo de libertad, incluso cuando se reprime durante generaciones, está presente en cada corazón, y puede emerger con un poder repentino para cambiar el curso de la historia". "La trompeta de la libertad", añadió, "ha sonado, y es una trompeta que nunca toca a derrota".

Bush, que en los últimos meses ha hablado de la lucha contra el terrorismo menos de lo que lo hizo en la campaña electoral, dijo que "en esta guerra, América no está sola" y que "muchos Gobiernos se han dado cuenta de los peligros que compartimos y han empezado a tomar medidas serias".

El presidente habló de las detenciones "de más de un centenar de extremistas en Pakistán", de la captura de "un dirigente de Al Qaeda en el Reino Unido" y de otros esfuerzos de Alemania, Filipinas y Polonia.

George W. Bush, durante su discurso en la Universidad Nacional de la Defensa

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George W. Bush, durante su discurso en la Universidad Nacional de la Defensa .AP

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