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Reportaje:

La inquietud del futuro de Navantia

EL PAÍS reúne a tres prejubilados de Cádiz, Puerto Real y San Fernando que debaten sobre la construcción naval

El nuevo grupo naval público español inició su andadura el pasado miércoles bajo la denominación de Navantia. La empresa nacional que se encargará en adelante de construir barcos militares acoge en su estructura a las tres factorías de la Bahía de Cádiz, un territorio con gran tradición en la construcción naval. Navantia nace con más expectativas de carga de trabajo, pero con 1.050 trabajadores menos que fueron prejubilados hace unos días en esta comarca gaditana. De los 1.300 operarios de la plantilla de Puerto Real, 650 se han marchado. En la planta de Cádiz, sólo quedan la mitad de los 400 empleados de Izar. El centro de San Fernando es el que ha sufrido un menor recorte de plantilla, al prejubilarse sólo 200 de los 1.200 trabajadores que tenía hasta hace unos días.

EL PAÍS ha sentado en una misma mesa a tres de esos prejubilados para debatir sobre el futuro de la construcción naval en España y en la Bahía de Cádiz, y para conocer cómo afrontan su recién estrenada inactividad laboral. Son Javier Fajardo, de 57 años. Acababa de cumplir 34 años como herrero de la planta de Puerto Real. Miguel Cubillana, de 52 años, ha sido electricista de la factoría de Cádiz los últimos 35 años. Francisco Fernández Lucas, de 54, ha sido los últimos años el presidente del comité de empresa de San Fernando, pero acumula 38 años como maquinista o en la representación sindical.

EL PAÍS. Con la experiencia de haber sido testigos de muchas reconversiones navales, ¿hay más motivos para la esperanza con el nuevo sector naval resultante?

Javier Fajardo. No he participado en esta reconversión como negociador, pero tengo la sensación de que ésta sea más negativa que en ocasiones anteriores porque el asunto venía de una manera muy mal enfocado por culpa de la gestión del PP. Y así ha terminado. En Puerto Real se respira cierto pesimismo porque hemos perdido la mitad de la plantilla y la factoría está desierta.

Miguel Cubillana. La sorpresa fue ver que en un momento determinado el anterior Gobierno del PP comenzó a desviar la vista de nuestros problemas y se limitó a decir que no había contrataciones de barcos. Hubo una dejación total de derechos y de deberes. Ahora la situación parece que está un poco mejor.

Francisco Fernández Lucas. En San Fernando esta reconversión ha sido distinta a todas las del pasado porque se habló desde un principio de cerrar la planta. Así las cosas, yo confío plenamente en la plantilla de San Fernando y en el apoyo del pueblo isleño porque juntos salvaron esta factoría.

EL PAÍS. ¿El futuro de sector pasa por la creación del Consorcio Naval Europeo?

J. F. Europa no puede competir con Corea ni con Japón o China de uno en uno, de país en país. Tenemos que ser un consorcio europeo y cuanto antes se haga mejor.

M. C. Tenemos que entrar en el consorcio europeo porque la unión hace la fuerza. La experiencia la tenemos clara: el consorcio aeronáutico Airbus está triunfando perfectamente. Está haciendo un camino en Europa entera y lógicamente nosotros creemos que eso sea así también en la construcción naval.

F. F. L. Estoy convencido de que el futuro de la construcción naval en España tiene que pasar por esta solución. Lo que pasa es que hay que limar asperezas y conjugar intereses. En el momento en el que Francia y Alemania apuesten por el consorcio europeo, éste irá adelante y España está situada en la línea de salida en una posición preferente porque en la empresa que se queda hay instalaciones que pueden hacer cualquier cosa que navegue o reparar cualquier artefacto que navegue también, y la plantilla está muy bien formada y está muy cualificada.

EL PAÍS. ¿Se resentirá la economía de la Bahía de Cádiz con estas 1.050 prejubilaciones?

J. F. Creemos que no, aunque la pena es que no se cubran los puestos de trabajo que nosotros dejamos.

M. C. Pienso exactamente lo mismo.

F. F. L. No comparto en absoluto lo que dicen algunos políticos de que la economía de la zona o de la ciudad se va a ver demasiado afectada. Vamos a seguir teniendo casi el mismo poder adquisitivo y por lo tanto vamos a seguir comprando y gastando lo mismo que en los últimos años.

EL PAÍS. ¿Les gusta el nombre de Navantia?

J. F. Me suena raro, muy extraño. Siempre serán los astilleros, Matagorda o el dique.

M. C. Navantia es el astillero o el dique, se llame como se llame.

F. F. L. Para nosotros y para el pueblo de San Fernando, la factoría va a seguir siendo la Bazán. De todas maneras lo que sí espero y confío es que cuanto más fuerza vaya cogiendo o más se vaya asentando Navantia entre los ciudadanos más rápidamente olvidemos la amarga experiencia que ha sido Izar.

Del dique a... ¿dónde?

EL PAÍS. ¿Qué han sentido cuando los han prejubilado?

J. F. Una sensación agridulce. Después de 34 años levantándome a las 5.45 de la mañana y teniendo todo el día ocupado, siento angustia y un vacío porque parece que mi capacitación profesional ya no vale nada y soy un ser pasivo. Sin embargo, por otra parte, tengo mucha ilusión porque no me considero una persona acabada y tengo que dar mucho a la sociedad.

M. C. Siempre he trabajado de noche y cuando estoy en casa y llegan las 10 me siento nervioso y alterado porque pienso que tengo que ir para astilleros y mi familia me recuerda que me tengo que quedar.

F. F. L. Estoy recibiendo el apoyo de mi familia pues el cambio es muy duro.

EL PAÍS. ¿Están satisfechos con el 76% del sueldo que les queda?

J. F. Moderadamente contentos. Perdemos algo, pero no todo. Lo más importante es que vamos a tener suficiente para vivir como clase obrera que somos.

M. C. Teniendo en cuenta que perdemos un 24%, habrá que adaptarse a las nuevas condiciones, pero podemos sentirnos privilegiados.

F. F. L. Nunca me he considerado pesetero ni una persona ambiciosa. Por lo tanto, como llevamos tantísimos años con el salario pelao sin ningún ingrediente extra, vamos a poder vivir perfectamente.

EL PAÍS. ¿A qué se van a dedicar en adelante?

J. F. Estudiar desde teología que es mi formación inicial, hasta historia, geografía o política y botánica.

M. C. Como no tengo ninguna afición, supongo que me dedicaré a mi casa, a mi familia.

F. F. L. Mi familia, que ya me está buscando actividad.

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