Cumplir la LOGSE
El Consejo Escolar del Estado se ha pronunciado, como es sabido, a favor de que la clase de religión católica se elimine del horario escolar.
Quisiera aportar como docente algo que me parece que no ha sido considerado. La LOGSE, creada en la anterior etapa de Gobierno socialista, tiene en la autonomía del proyecto curricular del centro uno de sus puntos neurálgicos. Dentro de este proyecto curricular son claves las señas de identidad del propio centro escolar consensuadas entre padres, profesores y alumnos, tal y como indica la ley. Teniendo en cuenta que una gran mayoría de padres optan porque sus hijos estudien religión católica, es obvio que en muchos centros de enseñanza públicos, además de concertados y privados, se recojan un conjunto de valores éticos y cívicos de inspiración cristiana entre sus señas de identidad.
Dado el papel predominantemente democrático de la LOGSE, donde los padres tienen el derecho y el deber de influir en la programación escolar, es lógico que un alto porcentaje de centros opten por la enseñanza de la religión católica, para aquellos alumnos que la soliciten, en igualdad de condiciones que las demás asignaturas. No sería justo marginar o denigrar a una asignatura tan relacionada con las señas de identidad libremente escogidas por los centros escolares que así lo deseen.
Lo que el Consejo Escolar del Estado no entiende es esto: no se trata de que la Iglesia se entrometa en donde no la llaman, sino de todo lo contrario; son los padres los que en ejercicio de sus derechos piden a la Iglesia, a través del carácter subsidiario de la escuela -cuya tarea es la de ayudar a los padres a enseñar a sus hijos-, que un profesor cualificado enseñe religión católica a sus hijos. Cuando el Consejo de Estado pretende sacar la religión católica del horario escolar no se trata solamente de que ignore los acuerdos Iglesia-Estado vigentes; lo que además ignora es la propia LOGSE. El Consejo Escolar del Estado o no conoce la ley que lo ampara o va directamente contra un legítimo ejercicio de la más pura democracia. Los padres de cualquier convicción no pueden dejarse avasallar por un estatalismo antidemocrático ni por un temple de gaitas del Gobierno que deje maltrecha la enseñanza de valores religiosos de identidad libremente escogidos.
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