Qué poderío
Pasó como un huracán por el teatro de la Zarzuela. Qué poderío. Violeta Urmana había deslumbrado también recientemente en el Liceo de Barcelona con su interpretación de Kundry al lado de Plácido Domingo en Parsifal. Está en forma la cantante lituana.
En primer lugar, Wagner con los Wesendonk-lieder. ¿Se adentra Urmana en el lied wagneriano con la misma capacidad de convicción que en la ópera? Dudosamente. Su construcción de Kundry fue mucho mas atinada que la de los Wesendock. Y es que no tienen por qué coincidir los liderazgos de los cantantes en ambos campos. Violeta Urmana (como Waltraud Meier o Ewa Powdles) es fundamentalmente una cantante de ópera y anteayer lo demostró, y de qué manera, en el aria de La Gioconda, de Ponchielli, ofrecida como propina: estremecedora, lo mejor de la noche.
Violeta Urmana
Con Jan Philip Schulze al piano. Obras de Wagner, Strauss, Poulenc y Rachmaninov. Fundación Caja Madrid. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 28 de febrero.
Su Richard Strauss fue impoluto, poderoso, brillante, a falta quizá de una miajita de voluptuosidad, de ambigüedad, de seducción. Todo ello desde una lectura muy válida, con un color vocal de gran hermosura y con momentos primorosos en páginas como Zueignung o Cäcilie. De Poulenc, el ciclo Le fraîcheur et le feu tuvo más fuego que frescura. Por último, Rachmaninov: una demostración de fuerza expresiva, con momentos insuperables como Dissonans o Vocalise. La cantante no tiene aquí las ataduras de la tradición en el concepto estilístico. Escora sus versiones hacia la canción melódica. Y consigue unas lecturas arrebatadoras, irresistibles. El pianista pasó desapercibido. El éxito fue clamoroso.
Babelia
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