David Franco busca con sus versos la salida tras el desamor
Renta básica del olvido es el título con que el joven poeta David Franco (Cádiz, 1976) se hizo con la VI edición del premio Ciudad de Lepe, un libro que ahora ve la luz bajo los auspicios del Ayuntamiento onubense. "Es un poemario de largo recorrido", dice de él su autor, que comenzó a escribirlo en 2002 y aún ha tenido que aguardar un año a que saliera de imprenta. "El título alude a una reivindicación de los movimientos antiglobalización, a la idea de que hay recursos en el mundo para garantizar a cada ser humano una renta básica. Yo hago una aplicación amorosa de esa fórmula, pero en mi caso lo que pido es olvidar", comenta David Franco.
Estructurado a manera de acta de defunción de una pasión amorosa, o como él mismo las define, "el proceso de salida de un cataclismo sentimental", el volumen comprende los capítulos Prehistoria del dolor, ¡Mirad los escombros!, Averno, Escuela del loto y Sólo una cosa hay, éste último un guiño al borgiano "sólo una cosa no hay. Es el olvido". "Era una forma de darle la vuelta a Borges, o de hacerle una pequeña corrección", comenta desenfadadamente el autor. Entre las principales influencias que reconoce en su propia escritura, destaca principalmente los nombres de Pablo Neruda y Juan Gelman, sin dejar de lado otras huellas más o menos evidentes de Bertold Bretch o Luis Cernuda.
Agitación cultural
David Franco es miembro del colectivo de presión y agitación cultural El Circo de la Palabra Itinerante, en el que también militan jóvenes poetas gaditanos como David Eloy Rodríguez, Iván Mariscal o Miguel Ángel García Argüez, entre otros. "Somos un grupo de músicos, escritores y poetas que concebimos la literatura desde la responsabilidad y la utilidad de las palabras para hacer", afirma Franco.
Fue precisamente en el seno de esta asociación, y aliado al narrador Manuel Ortega, donde David Franco promovió el nacimiento de la Nueva Sementalidad, versión paródica y gamberra de aquella Nueva Sentimentalidad que a finales de los años setenta encabezara el poeta granadino Luis García Montero.
"Todo empezó con un show poético que montamos Lolo y yo en La Imperdible. Ahí hablábamos de esos poetas desastre de sábado noche, desde un punto de vista muy golfo y canalla, pero sobre todo lúcido. Contábamos la experiencia del tipo desde que se dispone a salir hasta que llega el alba, con todas sus frustraciones y desengaños", recuerda David Franco. De esa experiencia guarda un libro de versos inédito, Los hermosos bebidos, que puede rastrearse en los enlaces de Internet que La Palabra Itinerante mantiene en la red.
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