Referendum del 20-F

En respuesta a las declaraciones aparecidas en EL PAÍS Andalucía del señor Garrido, portavoz de Los Verdes de Andalucía, y diputado nacional en el Grupo Socialista, en las que manifestaba cosas como que "el no al referéndum sobre la Constitución Europea ha provenido principalmente de sectores conservadores y nacionalistas" o "claramente, este voto viene de los sectores más antiguos y retrógrados, en su mayoría nacionalistas que no ven más allá de sus fronteras y que no creen en Europa", quisiera decir lo siguiente: Ecologistas en Acción ha apostado por el "No" por entender que el texto sometido a aprobación refleja un determinado modelo de construcción europea que se define por la "libertad de mercado absoluta y no falseada" (sic); desprecia la sostenibilidad ambiental, además de abrir el camino a la disminución de las conquistas sociales; posibilita una acción exterior ofensiva y establece una estructura institucional alejada de la ciudadanía.

Este alejamiento se ha visto reflejado en el absoluto triunfo en este referéndum de la abstención, lo que habría de preocupar seriamente a personas que vienen desarrollando una actividad política desde hace años como el señor Garrido. En cualquier caso, ya hemos sufrido numerosas veces las consecuencias de aquellos que dicen hablar con el libro de la izquierda en la mano. Sobre todo, cuando en la otra se tiene la misma papeleta que Berlusconi, Aznar o Chirac han apoyado. Nuestra organización, modesta pero dignamente, apuesta cada día por otra Europa que sí es posible y, sobre todo, necesaria.- Carlos Aristu Ollero. Secretario de Paz y Solidaridad de Ecologistas en Acción-Andalucía. Sevilla.

La Carta Magna estaba marcada. Así lo ha entendido la mayoría de los ciudadanos del Estado, que ha decidido no ir a votar. Si además hacemos un análisis de los resultados que ha habido en las diferentes nacionalidades y regiones del Estado, incluido Madrid, nos daremos cuenta de que así no es posible avanzar en la construcción de una nación de naciones y pueblos. O sea, sin las personas es imposible parir nada o, por lo menos, nada bueno.

La victoria del sí es, aunque victoria, derrota. Una derrota de la democracia participativa de la que nuestros gobernantes deben tomar nota, también los del no. Aviso para navegantes: o construimos una Europa más social y menos mercantil, o no habrá Europa.