Cientos de católicos se manifiestan en Belfast en apoyo a la familia que ha desafiado al IRA
Cientos de personas se manifestaron ayer en el barrio de Short Strand, un enclave republicano en el Este de Belfast, en apoyo de los McCartney, la familia que ha desafiado al IRA para castigar a los culpables del asesino de uno de los suyos. Robert McCartney, camionero de profesión, republicano de ideales, votante del Sinn Fein, padre de dos hijos, murió a cuchilladas después de recibir una tremenda paliza en un bar del centro de Belfast.
Los McCartney saben que hay gente del IRA implicada en el crimen, y se han atrevido a levantar la voz contra el grupo terrorista en uno de sus bastiones hasta que los culpables vayan a la cárcel. Su rebelión ha alertado a la dirección del Sinn Fein y ha hecho reaccionar a su brazo armado. El IRA expulsó el viernes pasado a tres de sus activistas tras un juicio sumarísimo a puerta cerrada. Pero la familia no quiere purgas ocultas, sino justicia en público, y exige que los 70 testigos que presenciaron la paliza acudan a la policía para denunciar a los culpables. Gerry Adams, líder del Sinn Fein, dijo el sábado que él acudiría al juez si hubiera estado ese día en ese bar.
Las cinco hermanas y la compañera del camionero asesinado no parecen tener el miedo que atenaza a los testigos y ayer encabezaron la manifestación portando pancartas denunciando los crímenes del IRA. "Asesinado. ¿Quién será el próximo?", rezaba uno de los carteles con la foto del asesinado. "¿Dónde está mi papá?", rezaba la que portaba uno de sus hijos. "Haremos lo que sea para llevar a esos asesinos y a sus cómplices ante la justicia, nos es igual el tiempo que haga falta y lo que nos cueste a nosotros", clamó Paula McCartney, una de las hermanas de Robert, ante los manifestantes que acudieron a darles su apoyo.
"Sin el apoyo de esta comunidad y de otra gente, nuestro grito reclamando justicia no se habría podido oír, como le ha ocurrido a tantos. Confiamos y rezamos para que en los próximos días y semanas los responsables de la muerte de Robert y de la operación para encubrirles hagan el patriótico y adecuado gesto de entregarse y decir todo lo que saben sin faltar a la verdad", añadió la hermana. Uno de los tres hombres expulsados por el IRA se presentó el sábado a la policía pero fue luego dejado en libertad sin cargos.
Entre los asistentes ayer estaba Alex Maskey, dirigente del Sinn Fein y ex alcalde de Belfast. El brazo político de los republicanos ha tardado unos días en reaccionar pero se ha dado cuenta ya del daño que les puede hacer la revuelta de Short Strand. No son ya los unionistas protestantes quienes claman contra la violencia callejera que sigue contaminando la vida cotidiana en Irlanda del Norte. Son familias católicas de un enclave republicano altamente politizado los que se echan a la calle para combatir el comportamiento mafioso del que un día consideraron su ejército.
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