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EE UU acusa a las tabacaleras de ocultar los riesgos de los cigarrillos

El Gobierno las equipara al crimen organizado

El Departamento de Justicia de EE UU ha acusado a las grandes compañías productoras de tabaco de haber maquinado interesadamente a lo largo de los últimos 50 años para ocultar el carácter adictivo y nocivo del consumo de cigarrillos. Los argumentos del Gobierno estadounidense abren una nueva fase en el "macrojuicio" que trata de establecer si el comportamiento empresarial de estas compañías es comparable al de la mafia y punible con las mismas leyes que castigan el crimen organizado.

El Ejecutivo de EE UU acusa también a las tabacaleras de fomentar el consumo entre los adolescentes. Según Renee Broker, abogada del Departamento de Justicia en el juicio contra las tabacaleras, el Gobierno ha demostrado "con una cantidad sobrecogedora de pruebas que hay un indicio razonable de que las compañías tabacaleras pretenden continuar con esta conducta". Broker se refería a las acusaciones que están en el núcleo original del proceso: el supuesto encubrimiento de los efectos adictivos e insalubres del tabaco y la estrategia publicitaria de fomento del consumo entre jóvenes y adolescentes.

Los abogados de las compañías negaron ambas acusaciones y alegaron en su defensa la supuesta ignorancia en la que estaban sumidos. Dan Webb, el letrado que representa a Philip Morris, aseguró que las autoridades sanitarias de EE UU no establecieron que el consumo de tabaco era adictivo hasta 1988, y tampoco lo hicieron de manera incuestionable. "¿Cómo puede ser que nosotros estemos envueltos en una estrategia fraudulenta y otros no?", se preguntó Webb. Los papeles aportados en los procesos contra la industria del tabaco han desvelado la existencia de informes internos que ya documentaban la adicción del tabaco poco después de 1960.

Las tabacaleras dicen haber aceptado esa premisa hasta el punto de que incluyen ese carácter adictivo en las advertencias que figuran en sus páginas de Internet. El Departamento de Justicia también acusa a la industria de emplear reclamos publicitarios diseñados para atraer a consumidores jóvenes y adolescentes, pero las compañías aseguran que el acuerdo firmado con 46 Estados en 1998 erradicó esa práctica. Los abogados del Gobierno recordaron que las compañías han duplicado su gasto en publicidad desde la firma de aquel acuerdo.

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