'Memoria del saqueo' documenta la crisis argentina

No fue con una cacerola, sino con una cámara digital entre las manos, como se lanzó Fernando Pino Solanas a las calles de Buenos Aires el 19 de diciembre de 2001, junto a miles de compatriotas que protestaban contra el Gobierno de De la Rúa, el corralito y la ruina. Aquel material fue el origen del documental Memoria del saqueo, que fue presentado en el pasado Festival de Berlín -en el que obtuvo el Oso de Oro Honorífico- y que hoy se estrena en España.

"El filme se gestó sin darme cuenta. Aquellos días comencé a grabar. Siempre tuve una vocación de historiador. Se trata de una memoria contra el olvido. Como ciudadano, sentí la responsabilidad de dar mi testimonio. Luego llegó la parte apasionante de darle forma al material, de componer un discurso en un rectángulo. Hice seis montajes", explicó Solanas (Buenos Aires, 1936), cuyo primer filme, el documental La hora de los hornos (1966), realizado junto a Octavio Getino, le valió un amplio reconocimiento internacional. Con su última producción, el director regresa al territorio, ya explorado entonces, de la denuncia.

Memoria del saqueo elabora una génesis de la ruina que desembocó en la revuelta popular. Desde la deuda privada contraída por la dictadura militar y asumida por el presidente Raúl Alfonsín hasta las privatizaciones de compañías estatales como la petrolera YPF o Aerolíneas Argentinas, pasando por la Ley de Punto y Final y Obediencia Debida, Solanas apunta directamente a los responsables que sumieron al país en la ruina y la miseria. "Hemos vivido 15 años entre chantajes y la ciudadanía se vio corroída por eso, en la inmundicia". Denuncia el uso de "la traición como bandera" y la corrupción imperante en el Gobierno de Menem, el papel del FMI y de grandes corporaciones financieras como el Citibank, de los sindicatos, de los medios de comunicación y del poder judicial.

Asegura Solanas que en su época de diputado del Frente Grande en los noventa denunció

lo mismo que ahora. Aquello le valió seis balazos en las piernas en una "operación de escarmiento de Estado". Inmerso en el montaje de Argentina latente -un documental sobre "lo que está vivo a pesar de todo"-, el director confía en el valor del cine: "Se ha escrito mucho sobre este tema, lo que agrega una película es el fresco de la vida, la carga emocional".