Ecuador teme a la 'chavización'

En los últimos días, alrededor de 70.000 personas tomaron las calles de Quito para protestar contra lo que consideran un creciente autoritarismo del Gobierno del presidente Lucio Gutiérrez. La gota que desbordó el vaso fue el reemplazo de 27 de los 31 jueces de la Corte Suprema ecuatoriana en diciembre pasado, lo que una buena parte de la población identificó como el primer paso hacia la chavización de Ecuador.

Gutiérrez y el presidente venezolano, Hugo Chávez, tienen bastante cosas en común: ambos son ex oficiales de alto rango del Ejército y ambos han llegado a encabezar un golpe de Estado en sus países (Chávez falló en el suyo contra Carlos Andrés Pérez en 1992, pero Gutiérrez sí lo logró contra Mahmud en 2000). Más tarde, los dos fueron elegidos presidentes y se identifican con la lucha contra la llamada "oligarquía" de sus respectivas sociedades.

La gran diferencia es que Gutiérrez no tiene el respaldo interno que tiene Chávez y su Partido Sociedad Patriótica (PSC) apenas tiene cinco del centenar de escaños en el Congreso. Esta situación le ha llevado a buscar alianzas con el Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN) y el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE). Gutiérrez buscó la ayuda de estos dos partidos para sortear una moción de censura en noviembre pasado y este acercamiento, en especial con el PRE, no ha sido bien visto por los ecuatorianos. Muchos sospechan que el PRE ha presionado a Gutiérrez para cambiar la Corte Suprema y, con ello, lograr la absolución del ex presidente Abdalá Bucaram (líder del PRE), acusado de corrupción.

"Creo que lo que más nos asusta a los ecuatorianos es el posible giro de Gutiérrez hacia el estilo político de Chávez. El recambio de los jueces, el populismo con el que está contentando a una parte de la población, la más pobre, y alguna compañía poco recomendable, hace mella en la imagen del Gobierno", opina Alba Racines, asesora de inversiones del Banco Bolivariano. "Creo que sería una pena que el Ejecutivo de Gutiérrez, que en buena medida logró estabilizar macroeconómicamente al país, se encierre en sí mismo y haga oídos sordos a nuevas propuestas de personas ajenas a su círculo", añade.

El Ejecutivo del PSC aún cuenta con el respaldo de los sectores sociales de más bajos recursos, que han sido beneficiados por la política social (populista, según la oposición) de Gutiérrez. En parte, el que el país se haya beneficiado en los últimos años de la bonanza de los precios de las materias primas ha servido para hacer más gobernable un país muy políticamente polarizado. El incremento de los precios del crudo desde que comenzó la invasión de Irak hace dos años ha provisto a las arcas ecuatorianas de importantes recursos. Ecuador, que entre 1973 y 1992 fue miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), produce unos 410.000 barriles de crudo diarios (un tercio de lo que produce Argelia, por ejemplo) y los exporta casi todos.

A pesar del crecimiento económico, que superó el 6,5% el año pasado, informes realizados por expertos de The Economist Intelligence Unit (EIU), Standard & Poor's y el Servicio de Estudios de Caja Madrid, hacen hincapié en "la inestabilidad política del país". EIU, por ejemplo, asume que el presidente Gutiérrez "cumplirá su mandato hasta 2007 (...) pero con el país sumido en la mayor incertidumbre". La imagen exterior de Ecuador se ha visto muy tocada tras las últimas manifestaciones, a pesar de que no hubo enfrentamientos violentos.

"Creo que el presidente Gutiérrez está cumpliendo con su promesa electoral de eliminar la corrupción y esto a mucha gente no le gusta", dice Mariana Pico, rectora de la Universidad del Pacífico, la escuela de negocios más importante de Ecuador. "No obstante, el modo en que lo está haciendo tal vez no es el más adecuado, porque genera inseguridad en la gente. A esto hay que añadir la falta de transparencia, que agudiza ese sentimiento. Todo esto socava la confianza interna y la de los inversores extranjeros", concluye Pico.

Gutiérrez tiene una débil posición política pero cuenta con el respaldo de las Fuerzas Armadas y la Policía, cuerpos a los que favoreció con un incremento de los presupuestos. Para salir airoso, según los expertos consultados, debería alejarse del PRE de Bucaram e iniciar las negociaciones con Izquierda Democrática, el Partido Social Cristiano y el partido indigenista Pachakutik, para acordar las bases de la reforma del Poder Judicial, la cuestión que más desestabiliza. El viernes pasado, Gutiérrez, a través de la radio pública, abrió el diálogo con la oposición para frenar el malestar popular.