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Los retos del nuevo Gobierno

"El pueblo es soberano", decía ayer un dirigente del Partido Social Demócrata (PSD), con cara seria, en medio de una sala silenciosa, llena de periodistas, pero sin dirigentes del partido. Isaltino de Morais, ex ministro de Medio Ambiente de José Manuel Durão Barroso, era la única figura destacada del PSD que se mantenía en los espacios abiertos a los periodistas. Los invitados, sentados en las sillas del moderno y suntuoso hotel Dom Pedro, en el corazón de Lisboa, miraban las enormes pantallas de televisión que no paraban de insistir en la mala noticia: el pueblo soberano dictó el fin de una era en el PSD, la mayor fuerza política portuguesa en número de afiliados y un protagonista fundamental en la consolidación democrática de los últimos 30 años.

Anoche, el todavía primer ministro luso y líder del conservador Partido Social Demócrata (PSD) comparecía para asegurar que asumía "toda la responsabilidad" por la derrota y anunciar que convocaría "un congreso extraordinario del partido". No hubo más comentarios. La aplastante e inédita mayoría del Partido Socialista estaba ya confirmadísima, pero Santana Lopes dejó en la duda si se mantenía como secretario general de su partido. Sin embargo, parecía claro anoche que la carrera hacía su sucesión estaba abierta.

Son "resultados muy malos"; es "una derrota histórica"; "esto es un golpe", había ya dicho el diputado Luis Marques Mendes. "Los portugueses nos han dado una señal", prosiguió, "el PSD debe presentarse totalmente regenerado a las elecciones municipales y a las presidenciales ", insistía el mayor súbdito del ex primer ministro Aníbal Cavaco Silva y una de las voces que a lo largo de los últimos meses más criticó la "deriva populista" del PSD de Pedro Santana Lopes, totalmente extraña a la buena tradición del partido. El cavaquista rehusó ayer mismo presentarse como candidato a sucesor del aún primer ministro portugués, pero quedó claro que la facción más fiel a Cavaco Silva se prepara para tomar las riendas otra vez del PSD.

Repartir las culpas

En los susurros que ayer inundaban el hotel Dom Pedro no faltaban las reparticiones de culpas. Jorge Sampaio, el presidente socialista que en noviembre pasado disolvió el parlamento sólo cuatro meses después de haber nombrado a Santana Lopes sucesor de José Manuel Durão Barroso, era el blanco preferido de todas las críticas. Pero no de todas. Un militante más atrevido no tuvo problemas en opinar que "el primer culpable de este desastre es Barroso, el segundo es Santana y el tercero es el PSD. Barroso huyó y dejó a Santana Lopes un país en un estado miserable. Y el partido dejó a Santana solo".

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