Demoniaco entretenimiento
Se toman muy en serio el producto que están fabricando sin tomarse demasiado en serio a sus personajes ni a ellos mismos. Y es lo mejor que han podido hacer los responsables de Constantine, porque ese tono intrascendente sobre asuntos aparentemente trascendentes es el que convierte su película en algo tan divertido.
Adaptación de Hellblazer, cómic creado por Jamie Delano y Garth Ennis, Constantine está protagonizada por un extraño exorcista que vaga por el mundo a la caza del Diablo y en busca de su redención por haber cometido la infamia de intentar suicidarse en el pasado. En Constantine se mezclan el miedo de baja intensidad, la acción, la ciencia-ficción, el drama personal (de semejante baja intensidad), la aventura y el humor. Y es este último elemento, basado en la constante ironía y en un cinismo desternillante, el que mejor se adapta a las pretensiones de la producción. Un apartado en el que destacan las ocurrentes actuaciones de los secundarios Peter Stormare y Tilda Swinton (¿quién mejor que estas dos raras avis del cine para interpretar a Belcebú y al andrógino ángel caído Gabriel?), y, sobre todo, esa constante diatriba contra el tabaco que no es más que pura y dura sorna.
CONSTANTINE
Dirección: Francis Lawrence. Intérpretes: Keanu Reeves, Rachel Weisz, Tilda Swinton, Peter Stormare, Shia LaBeouf. Género: ciencia-ficción. EE UU, 2005. Duración: 118 minutos.
Con unos soberbios efectos especiales, un diseño de producción magnífico y una iconografía repleta de referencias religiosas, la película sólo peca de cierta ingenuidad en algún momento aislado y de ser algo farragosa en la trama del hispano que posee la histórica lanza del soldado que acabó con la vida de Jesucristo. Gran mérito (son defectos menores) si tenemos en cuenta que, además, hablamos de la primera película de Lawrence, hasta ahora reputado realizador de videoclips.
Babelia
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