El rearme de Chávez

En las últimas semanas, el margen de maniobra de la política exterior venezolana ha mejorado sensiblemente, pero, al mismo tiempo, el presidente Chávez parece empeñado en complicarse la vida anunciando un plan de rearme que a quien da armas para la crítica es, precisamente, a sus enemigos, como Estados Unidos.

El presidente brasileño Lula y Chávez dibujaron en su reciente entrevista en Caracas las líneas de una futura alianza estratégica, deteniéndose muy especialmente en lo militar, con el interés de Venezuela en adquirir aviones de combate brasileños, en momentos en que Washington no facilita repuestos para los F-16 norteamericanos. Igualmente, el presidente bolivariano quiere comprar helicópteros y fusiles de asalto a Rusia.

Paralelamente, la reunión aplazada del presidente venezolano con su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, se celebró el martes en Caracas, llegando ambas partes al acuerdo de pasar página -ni vencedores ni vencidos- sobre el secuestro, perpetrado en diciembre por soldados venezolanos y en Venezuela, de un guerrillero de las FARC, con su ulterior venta a las autoridades colombianas. Las relaciones económicas entre ambos países no consienten que una menudencia como la oposición ideológica entre presidentes perjudique lo que son más que boyantes intercambios.

Y, sin embargo, ¿para qué pueden servir los aviones Tucano de Brasil? ¿Espera Venezuela una invasión norteamericana? Con característico sarcasmo, ya ha dicho Chávez que no piensa atacar a Estados Unidos. Y, aún peor, ¿pueden fusiles y helicópteros acabar en manos de las FARC, como se teme en Colombia? Uribe querrá que la bonanza económica perdure, pero no a costa de cerrar los ojos a otros frentes abiertos.