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El Gobierno francés mantiene su reforma educativa pese a las protestas estudiantiles

Decenas de miles de alumnos y docentes se manifiestan contra la "reducción de contenidos"

Decenas de miles de estudiantes y un número considerable de profesores salieron de nuevo a la calle ayer en París y Burdeos (las únicas dos regiones donde no tenían vacaciones) para protestar contra la reforma educativa que prepara el Gobierno, mientras el ministro francés de Educación, François Fillon, la defendía en la Asamblea Nacional. De nada ha servido la decisión tomada a última hora por Fillon de aplazar la reforma del bachillerato, concretamente del sistema de cálculo de la nota de acceso a la Universidad reduciendo el peso del examen final en favor de las del bachillerato.

"Fillon estás acabado, estamos todos en la calle", gritaban ayer los estudiantes. La manifestación de París frente a la Asamblea Nacional reunió a 35.000 personas, según la policía (50.000 según los organizadores) no estuvo exenta de incidentes. Varios grupos de jóvenes enmascarados intentaron reventarla y lo consiguieron en algunos momentos. Escaparates, cabinas telefónicas y paradas de autobús sufrieron la ira de estos grupos de jóvenes que también prendieron fuego a varios vehículos. Hubo cuatro heridos leves y la policía cargó en varias ocasiones. En Burdeos fueron 15.000 los manifestantes y no se produjeron incidentes. Ya la semana pasada, más de 100.000 personas tomaron las calles en contra de la reforma de François Fillon. El problema de fondo está en el hecho de que, tanto para los docentes de la escuela pública como para buena parte de la sociedad francesa, reducir el peso del examen final del bachillerato es un ataque frontal al igualitarismo republicano. Los estudiantes consideran que introducir en el cómputo de la nota final -que sirve para el acceso a la Universidad- las calificaciones obtenidas durante los dos últimos años diluye el carácter igualitario que tiene el examen nacional y abre la puerta a que se valore la idiosincrasia de cada centro. El Partido Socialista y el Partido Comunista comparten esta opinión y piden la retirada del texto. Los profesores critican además la falta de financiación y la reducción de personal docente.

Sin embargo, el elemento más importante de la ley Fillon es el "zócalo común de conocimientos" que la ley establece como el mínimo que se exigirá a los estudiantes para obtener el título de secundaria. En el mundo educativo se considera que el Gobierno quiere bajar el listón de exigencia. Según el ministro se trata de saber "leer, escribir y contar". En el trasfondo, recordó Fillon, está el hecho de que cada año 150.000 jóvenes salen del sistema educativo sin ningún título y otros 80.000 tienen problemas para leer y escribir. La mayoría absoluta en la que se apoya el Ejecutivo de Jean Pierre Raffarin, apunta a que la ley saldrá adelante sin problemas.

Enfrentamientos entre jóvenes en la manifestación en París contra la reforma educativa del Gobierno.
Enfrentamientos entre jóvenes en la manifestación en París contra la reforma educativa del Gobierno.ASSOCIATED PRESS

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