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Reportaje:

La segunda derrota de las Malvinas

Los veteranos se quejan de abandono y de picaresca en el cobro de subsidios

Jorge Marirrodriga

En el monumento a los caídos en la guerra de las Malvinas levantado en el centro de Buenos Aires figuran los nombres de los 649 argentinos muertos en esas islas del Atlántico sur en combates con las tropas británicas. Sobre el número de sus compañeros supervivientes se ha generado una viva polémica, después de que el Gobierno haya decidido revisar el censo de veteranos de guerra ante la sospecha de que algunos de los que llevan años obteniendo honores y ayudas en realidad nunca participaron en el conflicto."No fuimos a defender a nadie, sino a la soberanía argentina", destaca José Parada, secretario del Centro de Civiles Veteranos de Guerra. Parada, natural de Santa Eugenia de Ribeira (A Coruña) e hijo de un exiliado republicano, asegura que un amplio sector de los soldados de reemplazo enviados a la guerra "creen que son los únicos que tienen que ser considerados como veteranos, porque fueron llevados a la fuerza y se consideran víctimas de la dictadura". Parada fue voluntario, durante el conflicto permaneció como civil y cree que hay que separar el apoyo a la dictadura militar entonces gobernante de la reclamación del territorio al Reino Unido.

Unas 14.900 personas perciben una pensión mensual de 947 pesos, equivalentes a 234 euros

El conflicto, que se inició el 2 de abril de 1982 con el desembarco argentino en las islas, marcó el fin de la dictadura militar, entonces bajo el mando del general Leopoldo Galtieri. "El problema es que lo que había sido una derrota táctica en el teatro de operaciones se convirtió en una derrota espiritual. Argentina es víctima de un despojo, pero si además nos consideramos culpables del conflicto, se genera una actitud contradictoria ante los protagonistas del conflicto", opina César González Trejo, quien presidió durante cuatro años la Federación Nacional de Excombatientes.

"Como se perdió la batalla se tapó todo lo que significaron las Malvinas, a los ex combatientes se nos consideró como pequeños galtieris y se nos marginó", corrobora el periodista Edgardo Esteban, guionista de la película Iluminados por el fuego, en la que cuenta sus experiencias en combate.

Las ayudas del Estado son fundamentales, ya que dos tercios de los veteranos nunca consiguieron trabajo. En la actualidad, unas 14.900 personas cobran una pensión de 947 pesos (unos 234 euros) al mes. Los militares profesionales no cobran pensión, sino un complemento de sueldo de 357 pesos (unos 89 euros) al mes. "La realidad es que fueron a Malvinas 12.000 militares, entre profesionales y tropa de reemplazo", asegura Esteban. "En total estuvieron presentes en el teatro de operaciones unas 22.000 personas", opina Parada. "La Armada nunca ha querido facilitar un listado de veteranos", se queja González Trejo, quien combatió como militar de reemplazo cerca de Puerto Argentino. "Es hora de la verdad y de establecer criterios claros para saber quién es veterano y quién no".

González Trejo cree que en torno a los veteranos hay quien ha querido hacer negocio. "Está, por ejemplo, lo que yo llamo la mafia de los almirantes". En 1994, el consejo de almirantes consideró oficialmente que una serie de barcos habían estado en el teatro de operaciones, con lo cual automáticamente sus tripulaciones pasaban a integrar la lista de veteranos, aunque existen dudas sobre si estos navíos llegaron a penetrar en las 200 millas alrededor de las islas declaradas por los británicos como zona de guerra. Algunos miembros del consejo de almirantes resultaron beneficiados por la medida.

El pasado 25 de enero, el centro de Buenos Aires quedó colapsado cuando un hombre que decía ser veterano de guerra amenazó durante hora y media con arrojarse al vacío desde lo alto de un inmueble. Finalmente se comprobó que, aunque estuvo en la Armada durante la guerra, el barco en el que sirvió jamás salió del puerto en el que estaba atracado.

José Parada (derecha), junto a otros dirigentes del Centro de Civiles Veteranos de Guerra.
José Parada (derecha), junto a otros dirigentes del Centro de Civiles Veteranos de Guerra.DARÍO BERMAN

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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