Juan Pablo II vuelve a hablar en el Vaticano con aspecto fatigado tras su hospitalización
Juan Pablo II saludó ayer a miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro. Era su primera aparición pública desde que abandonó el policlínico Gemelli, el pasado jueves, y mostraba un aspecto fatigado y débil. "Queridos hermanos y hermanas, bienvenidos", dijo el Pontífice romano, con la voz rota. En la homilía, leída por el obispo Leonardo Sandri, reiteró su voluntad de seguir hasta el fin: "Sigo necesitando vuestra ayuda ante el Señor para cumplir la misión que Jesús me ha confiado".
El domingo fue soleado y tibio en Roma y el Papa pudo asomarse a una ventana de sus apartamentos, en el Palacio Pontificio, sin la protección de cristal aconsejada por los médicos. Pronunció en italiano unas palabras de saludo a los fieles, que fueron recibidas con un fuerte aplauso, pero tuvo que delegar en su secretario, el obispo Stanislas Dziwisz, la salutación en polaco.
Después fue el obispo argentino Leonardo Sandri, sostituto de la Secretaría de Estado (ministro de Asuntos Exteriores) y número tres del Vaticano, quien se encargó de leer la homilía y un mensaje por la liberación de la periodista Giuliana Sgrena, corresponsal del diario comunista Il Manifesto secuestrada en Bagdad el pasado 4 de febrero. "Rezo por la paz en Oriente Próximo y lanzo un cordial llamamiento a favor de la liberación de la periodista Giuliana Sgrena y de todos los secuestrados en Irak", decía el mensaje.
El Papa aprovechó la homilía, centrada en la Cuaresma, para insistir en el valor salvífico del sufrimiento. "La Cuaresma es un tiempo litúrgico que nos recuerda una verdad fundamental: no se entra en la vida eterna sin haber llevado nuestra cruz en unión con Cristo", indicó. "No se alcanzan la felicidad y la paz sin afrontar con coraje el combate interno. Es un combate que se vence con las armas de la penitencia: la oración, el ayuno y las obras de misericordia", añadió el Pontífice.
Mente lúcida
También pidió a los católicos que rezaran por él y por su misión. Juan Pablo II no tiene la menor intención de renunciar a la cátedra de San Pedro, al menos mientras sus enfermedades le permitan mantener la mente lúcida, y ya el viernes, en un mensaje dirigido a los enfermos, renovó de forma clara su promesa de proseguir en su puesto. "Vuestras oraciones y vuestros sufrimientos, ofrecedlos también por mí y por mi misión de pastor universal del pueblo cristiano", pidió.
Con motivo de la Cuaresma, y como ha hecho en sus 26 años de pontificado, Juan Pablo II inició ayer unos ejercicios espirituales, que durarán una semana, durante la cual se han suspendido todas sus actividades para facilitar su recuperación.
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