La gripe impide la presencia de Schröder y Berlusconi
Una gripe de alcance europeo, como señaló el presidente francés, Jacques Chirac, dejó en Hannover al canciller alemán, Gerhard Schröder, y en Roma al jefe del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi.
La difusión de una fotografía de Schröder en un acto electoral en el Estado de Schleswig-Holstein, celebrado a primera hora de la mañana de ayer, hizo pensar que podía tratarse de una enfermedad diplomática, pero la suspensión de la agenda del canciller para hoy, despejó las dudas. Fuentes del palacio de la Moncloa informaron de que se está buscando fecha para que Schröder pueda participar la próxima semana en alguno de los actos de la campaña del referéndum para ratificar el Tratado constitucional europeo.
Un portavoz del Gobierno alemán declaró en Berlín a EL PAÍS: "Durante el viaje a Schleswig-Holstein, con motivo de la campaña electoral de [la primera ministra socialdemócrata]
Heide Simonis, una infección gripal le atacó de tal forma [a Schröder] que tuvo que regresar a su casa de Hannover para reponerse durante el fin de semana".
El portavoz añadió: "Al canciller federal le hubiera gustado cumplir con sus citas en Barcelona y Múnich, pero por los motivos mencionados no ha sido posible", informa José Comas.
Schröder tampoco asistirá hoy a Múnich, donde estaba prevista su presencia para pronunciar el discurso de apertura en la Conferencia de Seguridad. Este encuentro se celebra como cada año en la capital del Estado de Baviera con asistencia de destacados políticos de todo el mundo.
Doble mensaje
Las ausencias al acto cívico celebrado en la capital catalana fueron suplidas con sendos mensajes, leídos ante los 1.300 asistentes al encuentro, en los que los jefes de los Gobiernos alemán e italiano pedían que el próximo día 20 de febrero salga de las urnas españolas un "impulso positivo" para la ratificación del Tratado Constitucional en los restantes países de la Unión Europea.
El canciller Gerhard Schröder, que agradeció la "participación determinante" del presidente José Luis Rodríguez Zapatero en el acuerdo que hizo posible esta Constitución, la defendió como una necesidad para que Europa pueda mantener su modelo social y para que pueda "hablar con una sola voz" en su condición de "actor global".
En el mensaje del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se señalaba que además de hacer a Europa "más cercana a los ciudadanos, más eficiente y más fuerte", esta Constitución asegura también "una relación transatlántica más sólida y equilibrada, un multilateralismo eficaz, un diálogo pacífico entre las culturas y las religiones".
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