"El consumidor se acostumbrará poco a poco a alimentos más sosos"

La Estrategia de Nutrición y contra la Obesidad (Naos) que presentó ayer la ministra de Sanidad, Elena Salgado, tiene uno de sus pilares en el apoyo a la industria de la alimentación. El secretario general de la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), Jorge Jordana, aragonés de 61 años, reconoce ese papel, que han asumido "voluntariamente", pero antes quiere dejar claro que, aunque se han comprometido a actuar, la industria no es la culpable del aumento registrado en la obesidad y el sobrepeso.

"En España se está consumiendo hoy un 10% de calorías menos que hace diez años, y en cambio estamos engordando. ¿Cuál es la causa? Que el gasto energético también se ha reducido", apunta. El sedentarismo, sobre todo de los niños, "es la causa principal del aumento de la obesidad", recalca. "Yo no veía tres horas de televisión al día como hacen los niños ahora. Cuando salía del colegio yo me echaba a la calle a correr y a darle patadas a un balón".

"Un niño de 12 años no puede decidir qué come, porque no va a elegir lo mejor"

Pero este análisis no quiere decir que la industria no se vaya a tomar la estrategia "en serio". Jordana adelanta cuáles son los tres campos en los que tienen que empezar a trabajar.

"El más importante, y el más complicado, es el de la autorregulación de la publicidad. Los anuncios deberían ir dirigidos a las madres, y no a los niños. Un niño de 12 años no puede decidir qué come, porque no va a elegir lo mejor, sino por el anuncio o el cromo que le regalan", apunta.

En este aspecto, como en casi todos los demás de la estrategia Naos, Sanidad no ha impuesto normas, sino que ha dejado que el sector tome sus propias medidas. Con este sistema, "existe el riesgo de que no se cumpla, por lo que la industria está buscando un agente externo de control", señala Jordana. "Uno de los candidatos es la Agencia de Control de la Publicidad. También es importante que haya un supervisor público, que podría ser la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, que garantice el proceso" en un sector estratégico como es el de la publicidad.

Además, el secretario de la federación de fabricantes de alimentos tiene ya sobre la mesa dos temas: la reducción del contenido de sal de los productos que se elaboran y aumentar la utilización de las grasas más cardiosaludables. "El acuerdo con el Ministerio es reducir el sodio un 10%, y que la sal de los alimentos sea sólo el 40% de la total [el resto se añade en la cocina]. Tanto Ceopan [la Confederación Española de Organizaciones de Panadería] como la FIAB ya estamos trabajando en ello", afirma.

Pero este proceso, que ha dado muy buenos resultados en el control de la hipertensión en Finlandia, por ejemplo, tiene que hacerse gradualmente. "El consumidor se acostumbrará poco a poco a alimentos más sosos", señala Jordana.

No en todos los casos se podrá rebajar la cantidad de sal. "En una anchoa, por ejemplo, la salazón es un conservante, y si se pone menos sal se corre el riesgo de que se estropee", indica.

Mucho más complicada para la industria que la reducción paulatina de sal es el cambio de las grasas. "En este caso, el mayor obstáculo es el precio", reconoce Jordana. "Pero tenemos voluntad de colaborar, y por eso ya hemos empezado a trabajar", añade.

El primer paso ha sido encargar un estudio comparativo para ver qué posibilidades de sustitución de los productos hay. "El objetivo es eliminar en lo posible las grasas saturadas, y sobre todo los ácidos trans, que son los más perjudiciales", afirma el secretario general de la FIAB.

Estos tres puntos (rebaja de la sal, cambio de las grasas y control de la publicidad), "son sólo el comienzo" del esfuerzo, dice Jordana. Una tarea que resultará inútil "si no se moviliza a toda la sociedad".