Xavier Bermúdez enfrenta sentimientos en 'León y Olvido'
Guillem Jiménez, un actor con síndrome de Down, protagoniza el filme con Marta Larralde
León y Olvido son mellizos, veinteañeros y huérfanos. Su única herencia: una vieja casa destartalada con un alquiler que ni siquiera pueden pagar y un coche de cuarta mano. Pero la estrechez económica no es su único problema. El caso es que en Olvido recae todo el peso del sostén familiar, porque su hermano, que la adora, nació con síndrome de Down, y esta circunstancia causa en la chica una terrible desazón y una lucha continua entre el amor y el odio que siente por él.
Xavier Bermúdez, el director, cuenta que no ha pretendido ejercer una función social de sensibilizar las conciencias en torno a las personas con discapacidades, sino que ha buscado poner en juego a dos personajes, enfrentar sus sentimientos, colocarlos en situaciones difíciles y ver cómo reaccionan. "He querido retratar sus contradicciones", resume. "También he querido poner en cuestión", sigue, "ese discurso apriorístico establecido en la sociedad, de que los derechos están siempre de un lado y los deberes del otro".
Para interpretar a León, el director gallego eligió a Guillem Jiménez, barcelonés de 21 años. "Me impresionó muy favorablemente cuando lo conocí aunque no me decidí del todo hasta hablar con su madre y ver la convicción con la que me aseguraba que Guillem iba a aguantar el rodaje. Efectivamente fue así. Ya en los primeros ensayos, comprobé que podía exigirle lo mismo que al resto de los actores", recuerda Bermúdez. El otro temor del director, y también guionista del largometraje, previo a la filmación por tierras gallegas era si funcionaría la relación entre Guillem Jiménez y Marta Larralde, que interpreta a Olvido. Y también funcionó. "Fue una suerte muy grande, la buena sintonía que se estableció entre Guillem y Marta desde el principio enriqueció mucho a los personajes y se convirtió en un apoyo inestimable a la película", afirma.
El actor está encantado con su debú. "Esto es una pasada", repite con una gran sonrisa. Aunque enseguida establece diferencias entre él y su personaje: "León es vago, egoísta y machista. Guillem, en cambio, es romántico y alegre, le gustan las chicas y que la gente le trate como a una persona normal". La actriz explica que encaró su papel como un juego: "Cuanto más mala uva y más mala tenía que ser, mejor me lo pasaba".
Babelia
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