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Crítica:ESTRENOS | 'León y Olvido'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una notable sorpresa

Tercera película de un director, Xavier Bermúdez, cuyas dos criaturas anteriores (Luz negra, 1992; Nena, 1997) no gozaron de un estreno en buenas condiciones; sorprendente ganadora del premio especial del jurado en la pasada edición del festival de Málaga (y de mejor director y mejor actriz en el prestigioso certamen de Karlovy Vary), León y Olvido es una película que se mantiene siempre magistralmente viva y en el filo de la navaja. Y lo hace sobre todo por la dificultad que entraña contar la historia que le da vida y sentido: la compleja, a ratos conmovedora, en otros siniestra relación que establecen dos hermanos adolescentes, una chica (Marta Larralde en su mejor papel hasta la fecha en la pantalla) y un chico (Jiménez: acepte un consejo, juzgue su notable trabajo no porque se pueda adecuar biológicamente al personaje, sino por sus esfuerzos por hacerlo creíble) aquejado del síndrome de Down.

LEÓN Y OLVIDO

Dirección: Xavier Bermúdez. Intérpretes: Marta Larralde, Guillem Jiménez, Gary Piquer, Jaime Vázquez, Mighello Blanco, Rebeca Montero, Laura Ponte. Género: drama, España, 2004. Duración: 112 minutos.

Más información
Xavier Bermúdez enfrenta sentimientos en 'León y Olvido'

Con una mirada puesta en la pareja, pero con la otra perfectamente al tanto de una realidad social, la Galicia de hoy día, cualquier cosa menos gratificante, Bermúdez juega sus cartas con un estremecedor sentido del pudor. Nada hay de gratuito en un filme que, más que ningún otro que haya contemplado quien esto firma, explora los límites de una relación como la que aquí se plantea. Como debería ser siempre, el director y guionista pone toda la carne en el asador para hacer creíble esa absorbente relación de dependencia mutua, de amores heridos, de extrema dificultad.

Y lo hace con humildad, con una mirada que es capaz, a un tiempo, de entender las razones, tantas veces divergentes (tanto como para llegar hasta los límites de la vida), de cada uno de los absolutos protagonistas. Cierto, la película se pierde, en un final tal vez un poco más estirado de la cuenta, por vericuetos (una subtrama criminal que ahonda en el sentido de la cosificación a que se siente empujada Olvido, pero que diluye un poco el poderoso impacto de la historia principal) un poco accesorios.

Pero responde siempre a un poderoso impulso ético, al deseo de contar una historia sin tapujos y hacerlo a pecho descubierto: por eso se explican tan bien los numerosos galardones recibidos por el filme en todo el mundo, aunque aquí hayamos tenido que esperar hasta ahora para ver su estreno. Y es la confirmación, una vez más por si hiciera falta, que en el cine español quedan aún tantos talentos por descubrir... entre ellos, el más que notable de Xavier Bermúdez.

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