La fotografía, un arte sin límites

En las últimas ediciones de Arco la fotografía ha cobrado cada vez mayor relevancia. No sólo porque es una de las técnicas con mayor índice de ventas en la feria, sino porque es un medio al que llegan (o por el que transitan) tanto artistas plásticos como los que provienen del mundo audiovisual. De todas formas, no sólo son la herramienta y su rentabilidad las que han hecho de esta expresión artística uno de los puntos de interés. Una vez "agotado" el lienzo pintado, como espacio para la innovación y quizá también como moneda de cambio dominante en el mercado del arte, el cuadro impreso, la imagen bidimensional, se apodera de este estatus con el valor añadido de ser un campo abonado para la experimentación y un lugar apropiado para la experiencia de una sociedad supereducada en la lectura de la imagen. Es también el soporte en el que se cristaliza todo tipo de performances, instalaciones o acciones efímeras con vistas a un coleccionismo de nombres y acontecimientos, más que de obras plenamente concebidas para este medio.

En la presente edición de la feria seguirán figurando algunos de los nombres clave del arte fotográfico actual como los gélidos espacios arquitectónicos de Candida Höfer (Produzentengalerie y Rena Bransten), en contraste con las atmósferas melancólicas de Günther Förg (galería Carles Taché) y las ciudades asiáticas de Heiner Schilling, que compartirá stand (galería OMR) con las vistas aéreas sobre la Ciudad de México de Melanie Smith.

En otra tendencia se enmarcan las obras de David LaChapelle, que trae a la feria una de sus piezas más transgresoras, la titulada Amanda: Melon (1998); la visión crítica de Daniele Buetti o las series Paradise portraits de Erwin Olaf (galería B&D Studio) y Separation (Espacio Mínimo). Esta última galería española destaca también trabajos deliberadamente "crudos" de Gary Lee Boas, así como los de Miguel Ángel Gaüeca, Isaac Montoya o Liliana Porter.

Las galerías españolas incluyen también una variada nómina de creadores de imágenes, como Aitor Ortiz (galería Max Estrella), que crea paisajes de luces y sombras sobre objetos arquitectónicos; Marcelo Isarrualde, quien reflexiona sobre espacios urbanos en su serie Los bunkers, o las ruinas que recoge el argentino Humberto Rivas, además de los trabajos de Juan Pablo Ballester sobre un amor imposible (galería Antonio de Barnola). Otras galerías españolas dedicadas a la fotografía son la del mallorquín Xavier Fiol -que ha elegido a cinco artistas para esta feria: Joan Fontcuberta, Lawrence Carroll, Santiago Picatoste, Joseph Heer y Baltazar Torres- y la gallega Bacelos, con piezas de Chema Madoz, Chema Alvargonzález, Andrés Pinal, Manuel Vilariño, Ana Teresa Ortega.

Las minuciosas composicio-

nes de fotografías digitales del japonés Masayuki Akiyoshi (galería Salvador Díaz), las impresiones sobre fieltro blanco de Ana Marcia Varela y Leo Villela (galería Travesía Cuatro) y la instalación de fotografías digitales de Aziz+Cucher (galería Trama) dicen mucho también de la versatilidad de un medio que extiende cada vez más sus límites.

Arco contará además con un pabellón de arquitectura transparente llamado Casa México en el que se expondrán trabajos de los fotógrafos mexicanos: Gabriel Batíz, Maurycy Gomulicki, Carlos Sánchez Pereyra, Sofía Moreno, Jerónimo Hagerman, Adalberto Ríos Salía, Michel Zabe, Rafael Doniz, Alfredo Martínez y Miguel Guzmán.

Pero la fotografía tiene ya un amplio pasado de grandes nombres como los de Man Ray, Brassaï, Dora Maar o Cartier-Bresson, habituales en esta feria, en la que también destacarán otros clásicos como el mexicano Manuel Álvarez Bravo o su compañera, Lola Álvarez Bravo, de la que se presenta una serie de retratos que ésta hizo a la pintora Frida Khalo.