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Reportaje:NUEVO SOCAVÓN EN EL CARMEL

El vaso ya rebosa

La insuficiente información y falta de garantías indignan al barrio del Carmel

"¿Usted se vendría a vivir aquí?, ¿y si se cae la casa cuando estamos dentro?". Casi a grito pelado, afectados por el hundimiento en las obras del Carmel lanzaban ayer preguntas a tres concejales del Ayuntamiento de Barcelona que convocaron una improvisada asamblea en el polideportivo para informar del motivo de la suspensión del regreso de la segunda tanda de los 1.054 afectados, y de que los 270 que decidieron el miércoles volver a sus casas podían, si querían, regresar a los hoteles.

La subida de temperatura en la asamblea reflejaba el continuo estado de sobresalto que sufren buena parte de los vecinos del Carmel.

El hallazgo de otro agujero en el subsuelo junto a la finca que se hundió el pasado jueves no hizo sino confirmar los motivos de desconfianza hacia las respuestas de la Administración. De ahí, la cadena de reproches y voces airadas que cayeron sobre la concejal del distrito, Elsa Blasco; el de Presidencia, José Cuervo, y el de Bienestar Social, Ricard Gomà.

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Ninguno de ellos supo responder a la exigencia que planteaban los vecinos: información clara de los responsables de las obras de qué estaba pasando bajo el suelo de sus casas. "Si nos tenemos que esperar un mes en los hoteles, o más, lo haremos. Lo que queremos es que nos digan la verdad de lo que pasa con el túnel y con nuestras viviendas. Que venga alguien a responder", espetó una mujer con el micrófono en la mano.

De poco sirvieron las apelaciones a la calma. Parte de los congregados se levantaron de sus sillas y muy enfadados se acercaron a la mesa donde estaban los concejales. "Niégate a dar la cara, Elsa, que vengan los de más arriba y los que saben qué pasa con las obras y nuestras casas", le lanzó una mujer a la concejal del distrito. Superados los momentos de tensión, los congregados acabaron por dirigirse a los despachos -habilitados en los vestuarios del polideportivo- para decir si preferían volver a los hoteles o no, porque ésa era la opción que tenían. Otra cosa también les inquietaba: "¿Y si se cae la casa cuando estemos dentro?", inquirió una mujer a Cuervo. "Pues alguien irá a la cárcel", contestó el concejal tras repetir que no había peligro en que volvieran a ocupar sus casas porque se encontraban en el perímetro más externo del hundimiento.

Nadie le creyó, como demuestra que ningún afectado volvió a sus domicilios salvo para recoger más enseres.

Una vecina del número 49-51 de la calle de Sigüenza ponía un claro ejemplo del desconcierto: "Me llaman de la compañía del agua diciéndome que ya tenía suministro y me acaban de desalojar de nuevo de mi casa. Esto es de locos".

La indignación que a mediodía estallaba en el polideportivo comenzó a gestarse de madrugada, con el ruido del ir y venir de hormigoneras, unas máquinas que en el Carmel se han convertido en un elemento sospechoso que huele a problema. "Han estado toda la noche arriba y abajo", señalaban los vecinos que se dirigían a trabajar cuando todavía amanecía.

En la calle de Sigüenza otro signo de que algo no iba bien era el semblante serio de algunos bomberos y las decenas de operarios que de golpe, sobre las 7.20 horas, se alejaron de la zona en obras.

El temor se propagó rápidamente por el barrio, pero donde cuajó con fuerza fue en el cuerpo de los vecinos que volvían a dormir en sus casas tras una semana de estar alojados en hoteles.

"La tierra se escurre ahí abajo". Clemente Furla y su mujer salieron del número 56 de la calle de Sigüenza cuando todavía no eran ni las ocho de la mañana, asustados y enfurecidos. "En casa hay más grietas que ayer [miércoles] cuando regresamos", relataban casi jurando que para volver a casa la situación tendrá que cambiar "pero mucho".

Su vecino Manuel Viana alcanza a ver el socavón desde el balcón de su casa, en el número 17 del pasaje de Calafell. Regresó el miércoles "tan tranquilo", pero ayer estaba indignado: "Con lo bien que estaba en el hotel, llego aquí y encima de no dormir en toda la noche por culpa de las hormigoneras me levanto y han cortado el agua".

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