Los docentes se muestran preocupados por el escaso respeto de los alumnos y padres hacia su labor
El respeto por parte de los alumnos y de los padres hacia la labor de los docentes es una de las preocupaciones en las que ponen más hincapié las representantes de los profesores en el Consejo Escolar del IES El Tablero de Córdoba. "No se valora nuestra labor y los alumnos nos faltan más de una vez el respeto... Muchas veces haces la vista gorda para que no lleguen las cosas a más", sostiene la profesora Modesta Pérez.
Darío Sánchez, el representante de los alumnos, discrepa: "A lo mejor en algunos casos sí se falta el respeto, pero pienso que son casos muy concretos. Cuando yo he tenido algún problema con alguna profesora, siempre he intentado mantener el respeto. Pienso que la mayoría de la gente hace lo mismo".
"Muchas veces los alumnos te contestan de una forma y piensas que tú nunca hubieras contestado así a un profesor", sostiene otra de las representantes de los docentes. Para Modesta Pérez es un problema de fondo: "En la sociedad en general se están perdiendo muchos valores. Las formas son distintas, hay menos respeto y eso se traslada a las aulas".
Otra vez las miradas se dirigen hacia los padres. "Los hijos tienen el modelo de los padres, muchas veces ves al niño y luego ves al padre y son fotografías idénticas. La representante de los padres en El Tablero, María del Carmen Yáñez, reconoce que sí se aprecia una pérdida de respeto por parte de los alumnos y que en muchos casos es un problema del seno familiar: "Cuando un niño falta el respeto a un profesor es porque ha visto una actitud así en sus padres (...) Por ejemplo, si yo siempre le hubiera dado la razón a mi hijo mayor y no a los profesores cuando se ha metido en follones ahora estaría muy crecido".
"Pienso que quienes pierden el respeto a los profesores pueden ser personas que no se sienten bien en el centro", sostiene el joven representante de los alumnos. El Instituto El Tablero de Córdoba ha pasado en apenas un año de tener aproximadamente 200 alumnos a tener en sus aulas 730 estudiantes. Su ubicación, hace que en las clases se mezclen los alumnos procedentes de estratos sociales medios y medio altos y chavales procedentes de una de las barriadas más deprimidas de la ciudad.
La directora del centro, Consuelo Serrano, sostiene que no tienen grandes problema de integración pero, cuando ha habido algún caso concreto, han intentado una reorientación: "Teníamos un alumno gitano que no se sentía a gusto en el centro y tenía una actitud tremenda, no quería estar aquí. Le asesoramos y le ayudamos a entrar en un programa parecido a la Formación Profesional. Ahora el chaval está feliz".
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