Sólo 128 observadores internacionales
Estados Unidos ha logrado reunir en Irak, a pesar de las serias preocupaciones sobre la seguridad, a un pequeño grupo de observadores internacionales para reforzar la legitimidad de las elecciones. Un total de 128 delegados extranjeros se han acreditado para vigilar los comicios. Su pequeño número y las previsibles limitaciones a sus movimientos cuestionan su efectividad.
"Nuestra tarea es controlar e informar sobre las tres convocatorias electorales previstas este año, y la llevaremos a cabo en la medida de lo posible dadas las circunstancias cambiantes", explica Jean-Pierre Kirgsley, presidente de la Junta Electoral de Canadá y que dirige la Misión Internacional para las Elecciones Iraquíes (IMIE, en sus siglas inglesas). La presencia de esta misión multinacional está prevista en la Ley Administrativa Transitoria, aprobada el pasado marzo a modo de Constitución provisional.
"Es un esfuerzo puramente testimonial", desestima una diplomática europea. "A fuerza de insistir, Washington ha conseguido embarcar a Canadá para que lidere la misión y ha incluido a representantes de países como Yemen, México, Panamá o Pakistán", añade la enviada.
De acuerdo con los datos hechos públicos por la Comisión Electoral Independiente (CEI), los internacionales representan algo menos del 10% de todos los observadores acreditados, cerca de 15.000. Sólo 14 de ellos se han inscrito para trabajar sobre el terreno: seis en la Oficina Electoral de Bagdad oeste y ocho en la de Suleimaniya, en la zona kurda. El resto, 114, lo han hecho ante la Oficina Nacional, sede central de la CEI, donde su trabajo se basará en los informes de agentes y empleados electorales, más que en la observación directa.
"Tengo dudas sobre su capacidad de verificación sobre el terreno", declara el embajador de un país ajeno a la coalición multinacional que respalda a EE UU en Irak. "Ningún hombre blanco ha salido de la zona verde", bromea en referencia a la superprotegida zona de Bagdad, donde se hallan las embajadas de EE UU y el Reino Unido, y la sede del Gobierno provisional iraquí. Allí se alojan tanto los funcionarios de la ONU como los integrantes de la IMIE. Todos ellos se desplazan con un fuerte dispositivo de seguridad a su alrededor.
El propio K. reconoce esas limitaciones: "Hubiera sido deseable contar con más observadores internacionales, pero la actual situación dicta que la prioridad de las fuerzas de seguridad sea la protección de los votantes, los candidatos y el personal electoral, más que cargarse con el peso de escoltar a cientos o miles de observadores extranjeros".
El grueso de los integrantes de la IMIE se instaló en Jordania. El martes, después de trasladarse a Bagdad por vía aérea, el convoy militar australiano que les protegía desde el aeropuerto hasta la zona internacional fue objeto de un ataque y varios soldados resultaron heridos.
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