"El presidente es el principal neoconservador de Estados Unidos"
¿El discurso de la toma de posesión de Bush fue un manifiesto con voluntad de pasar a la historia -es decir, en el que no se deben buscar medidas concretas-, o bien se trató de un giro estratégico en la política exterior de EE UU? "Creo que aún no lo sabemos", dice Clifford Kupchan, vicepresidente del Centro Nixon y especialista en Europa, Asia y Oriente Próximo. "Pero sí sabemos que los neoconservadores están más fuertes de lo que muchos creían". ¿Qué significa eso? "Que después de las elecciones hubo nombramientos que indicaron un cambio hacia una política exterior más pragmática: el de Condoleezza Rice en el Departamento y el muy importante de Robert Zoellick [número dos de Rice], además de Stephen Hadley al frente del Consejo de Seguridad Nacional". Se trata, a su juicio, de "una aproximación más realista y pragmática, no tanto porque el Gobierno quería, sino porque entendieron que tenían que hacerlo".
¿Y después? "Lo que pasó después es que... eligiendo tan cuidadosamente como soy capaz las palabras, es que el principal neoconservador en América es George W. Bush. La reivindicación de que nuestros ideales e intereses básicos vienen a ser lo mismo es doctrina fundamental de los neoconservadores. Lo que Bush dijo en su discurso es que promover la democracia tiene el mismo interés y calibre que la guerra contra el terror, la no proliferación de armas y la garantía de suministros energéticos de EE UU. La retórica fue esencialmente neoconservadora".
Pero más tarde, "ese discurso ha sido matizado por la Casa Blanca y por Bush padre". Kupchan lo interpreta así: "Se les está diciendo a China, a Rusia y a Pakistán que no se preocupen, que nadie va a cortar relaciones". Eso supone "tranquilizar a nuestros claramente no democráticos pero básicos aliados en la lucha contra el terrorismo y contra la proliferación: es evidente que si perdemos a Rusia y China en este asunto, los iraníes conseguirán hacer su bomba atómica mucho más rápidamente".
El realismo es positivo, entiende Kupchan, pero "demuestra inconsistencia, porque o bien uno cree que la democracia es la prioridad número uno y debe ser promovida en todo el mundo, o bien cree que hay que ser práctico en tres áreas básicas: guerra contra el terrorismo, no proliferación y energía. Y que hay que negociar con regímenes que no te gustan y, a largo plazo, esperar que evolucionen hacia la democracia, porque los que somos realistas creemos también que la democracia es buena para todos". De forma que "la lógica que les hace decir que hay que abordar primero lo más urgente convierte a los neoconservadores en realistas. Es un argumento que implica de manera inmediata el fracaso de las premisas del neoconservadurismo".
Kupchan cree que en política exterior, "y debido a que somos un país en guerra, habrá que llegar a compromisos. Irak demuestra que necesitamos aliados. No tendrán más remedio que llegar a compromisos; yo lo llamaría realismo por la puerta trasera: no porque quieren, sino por obligación".
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