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Columna
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Incitadores

No hace mucho se percibió un cierto optimismo en la sociedad con motivo del acuerdo alcanzado entre Zapatero y Rajoy frente al plan Ibarretxe. Las dos fuerzas políticas, que representan el mayor sentir de la sociedad, mostraban su unidad e iban a poner coto a aventuras soberanistas desquiciadas.

Poco ha durado el optimismo. Nada más iniciarse esta andadura de sosiego, los peones del señor Aznar han vuelto a colocar las cosas en su sitio. Esperanza Aguirre en Madrid. Arenas en Andalucía. Ambos han calentado a un sector de su partido. Lo de Esperanza no tiene desperdicio. Tolera y cobija en su grupo a personas que injurian, pues no se puede llamar de otra forma a quienes tachan a todos los ministros del interior del PSOE de delincuentes. Lo de Arenas lo mismo, más lo otro.

No es presentable que se cobren dos millones de pesetas mensuales por ser ex ministro en el caso Arenas y al mismo tiempo discutir pensiones que están pendientes de debatirse en el Parlamento. Esto es demencial. Más cuando quiere discutir las cesantías no en el Parlamento, sino vía calle o referéndum. En esto se asemeja a un señor del norte que no quiere discutir en el Congreso su plan de jodernos a todos un poco, empezando por los suyos.

En fin que está visto que algunos están por la labor de ser incitadores para convertir la política en insulto y lograr, de este modo, degradar la legitimidad democrática para conseguir resultados que la sociedad no les ha autorizado a alcanzar en las Cortes.

Tal vez, en estos casos, lo mejor sea no caer en la trampa de estas personas, que infectan el sistema democrático. Dejar que sean las instituciones las que coloquen a los muertos del Yakolev con sus familiares dando verdad donde había mentiras. Dejar que el Parlamento apruebe, o no, las cesantías. Si, entre tanto, el señor Arenas quiere renunciar a los pocos meses que le quedan por cobrar su pensión -o devolver los muchos que ha cobrado-, que renuncie. Uno, con su dinero, puede hacer lo que le venga en gana.

En cualquier caso no creo, como dice un amigo, que Aznar, Aguirre y Arenas sean la nueva Triple A, más bien pienso en Herta Franklin o, sencillamente, que son agitadores, digo incitadores, para así alcanzar el poder venga de la sociedad o no.

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