_
_
_
_
_
OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La ignorancia es atrevida

Si loable es que cada vez el ciudadano "de a pie" opine de todo y amplíe sus conocimientos en materias de las que no es experto, loable es también que el mismo se deje guiar y aconsejar en temas que son harto espinosos, como sin duda lo son las lenguas y los dialectos.

En EL PAÍS, en "La opinión del lector" del 15/01/05, leo las necias palabras del señor Guerrero Escalona a propósito del dialecto andaluz, cargadas de una insensata agresividad. Mi reacción fue primero de perplejidad y asombro ante tamaña ignorancia, luego de irritación por la "mala uva" que destila. Dice el osado que "el dialecto andalú nunca ha existido, sino un analfabetismo galopante que ha dado como resultado una forma incorrecta del castellano".

Pasaría que se tratara de alguien que simplemente ignora que todos, digo bien todos, los idiomas (lengua o dialecto) son iguales de sistémicos en sus estructuras internas e igualmente válidos ante el hecho de la comunicación humana. Otra cosa bien distinta es que por razones políticas, económicas, históricas, sociológicas, un dialecto cualquiera se erija en la lengua oficial, escogida por quienes ostentan el poder y el dominio en un momento determinado de la historia. Lo decía el andaluz Lebrija, que la lengua va unida al imperio, y lo decía uno de los más prestigiosos lingüistas actuales, D. Bolinger: "Una lengua es un dialecto con cañones". ¿Se ha preguntado el citado señor Guerrero cómo llegó "el castellano" a ser lengua oficial? ¿O es que su gramática la hicieron los sables y los cañones?

Quien, a sabiendas, desprecia o no respeta la diversidad de acentos y dialectos locales, cuyo derecho a ser utilizado es un derecho humano inalienable, es simplemente un necio ignorante o un redomado fascista, como lo fue el reciente dictador de nuestra historia, que prohibió hablar las lenguas y dialectos que suponían un signo de identidad histórica y una riqueza de expresión de nuestro pueblo. Y, cómo no, del pueblo andaluz y su hermoso dialecto, cuya peculiar fonología al pronunciar el latín vulgar ya la había notado Estrabón siglos antes de que existiera el castellano.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_