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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Falsa solidaridad

Mi familia y yo asistimos a la manifestación convocada el sábado 22 de enero por la Asociación de Víctimas contra el Terrorismo, bajo el lema "Memoria, dignidad y justicia con las víctimas del terrorismo", entre las que se encuentra mi hija Loli, asesinada el pasado 11 de marzo en Atocha.

Es difícil encontrar las palabras para expresar la vergüenza y rabia que nos hicieron sentir una importante mayoría (no lo suavicemos diciendo que fue una minoría, desgraciadamente, no era así) de la gente que nos "acompañó" durante la marcha. Vivimos en un régimen de libertades que alberga la libertad de expresión y quien quiera manifestarse bajo el lema de "Zapatero, mentiroso" o "Bono, asesino, amigo de los maricas" tiene todo el derecho del mundo a hacerlo donde quiera o como quiera.

Lo que no tienen derecho alguno es a secuestrar y prostituir una manifestación de apoyo y recuerdo a las víctimas y de demanda de justicia con consignas políticas partidarias, y a ladrarnos su rencor fanático con espumarajos en la boca. No hay derecho a que gente como Rosa Díez, involucrada en la lucha por las libertades en este país y amenazada de muerte, sea expulsada de la manifestación con lágrimas en los ojos por los intolerantes, que en ningún momento se acordaron de condenar a ETA. No hay derecho a que a los familiares de las víctimas del 11-M ausentes (el odio hacia Pilar Manjón por estos fanáticos era palpable), o presentes en la manifestación como nosotros, nos acusen de "lágrimas de cocodrilo" y de "enriquecimiento" con la muerte de nuestros seres queridos. Y por supuesto no hay derecho a que se linche a un ciudadano por el hecho de ser ministro de un Gobierno de signo contrario. A todos estos "conciudadanos" os decimos, en la medida que nos toca, que no necesitamos, ni queremos, vuestra compañía, vuestra falsa solidaridad, vuestra carencia de civismo y tolerancia y vuestra mísera condición moral y humana que nos demostrasteis.

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