Reciclar conocimientos año tras año

La formación permanente de la población es una de las grandes metas europeas, no en vano así lo recoge la nueva Constitución en el primer punto del derecho a la educación. El 5,8% de los españoles en edades comprendidas entre los 25 y los 64 años participa en actividades de formación continua, todavía muy lejos de la media comunitaria, el 9%, y ello pese al incremento en los últimos años: en 1996 España estaba en un 4,4%. En la Europa de los Veinticinco, Suecia y Reino Unido están a la cabeza en formación permanente, con un 34% y 21%, respectivamente. Pero los objetivos de la UE son más ambiciosos: para 2010, el nivel medio de participación en la formación permanente de la población laboral entre 25 y 64 años deberá alcanzar, al menos, el 12,5%. Si España quiere llegar a esa meta deberá doblar la cifra que ahora tiene.

Parte de la formación continua de los profesionales se hace a distancia. La Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) tiene alrededor de 150.000 alumnos y un tercio de ellos hace cursos formativos de este tipo. La Constitución europea recoge el compromiso de "fomentar el desarrollo de la educación a distancia, así como el "intercambio de experiencias sobre las cuestiones comunes a los sistemas de formación de los Estados miembros"

El sindicato mayoritario en la educación española, CC OO cree que el acceso a la formación profesional y permanente que recoge el Tratado europeo y no la Constitución española debería aparecer "con firmeza y claridad en la redacción de la nueva ley educativa que se debate actualmente".

La propuesta de este sindicato es que cada profesional recicle sus conocimientos allí donde estudió, si universitarios, en la universidad; si bachilleres (o FP), en los institutos. "Los institutos están en todos lados, mientras que las universidades o los centros de adultos, no, y además, están mejor equipados. Sería una buena forma de aumentar la participación española en la formación permanente", explica José Campos.

Por lo que respecta a quién debe impartir estas clases, CC OO opina que los docentes deben incorporarlas a su jornada habitual, distribuidas entre el resto de las horas lectivas, y no mediante horas extra, porque de esa forma se favorecería la creación de nuevos puestos de trabajo, al sobrar horas que habría que cubrir.