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Un estudio de la Diputación cuestiona la necesidad del puerto exterior de Pasajes

Afirma que es la alternativa de mayor impacto ambiental y que tiene dudosa rentabilidad

Mikel Ormazabal

La construcción de un gran puerto fuera de la bahía de Pasaia, en las faldas de Jaizkibel, como pretende desde 2002 la Autoridad Portuaria de Pasajes y ahora apoyan tanto el Gobierno vasco como la Diputación de Guipúzcoa, no tiene justificación desde el punto de vista medioambiental y es de dudosa rentabilidad socioeconómica. Esta es la conclusión más importante del Estudio comparado de las alternativas de desarrollo del Puerto de Pasajes en relación con su grado de impacto medioambiental y sostenibilidad, un trabajo dirigido por la Diputación guipuzcoana y redactado por el Instituto Juan Herrera de la Universidad Politécnica de Madrid.

El voluminoso informe, de cuatro tomos, contiene una evaluación comparada de la sostenibilidad de las tres alternativas contempladas por la Diputación para el futuro Puerto de Pasajes: el mantenimiento y consolidación del puerto actual dentro de la bahía, la ampliación exterior del puerto, y el traslado de la mayor parte de la actividad a otros puertos (principalmente Bilbao) para reconvertir las actuales instalaciones portuarias.

El estudio encargado por la Diputación y dirigido por Julio Pozueta, doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y profesor titular del Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, cuestiona la necesidad del puerto exterior teniendo en cuenta la inversión que requeriría -733 millones de euros- y la evolución previsible del tráfico de mercancías. Y concluye que la transferencia de la actividad de Pasajes a otros puertos ofrece "las mejores prestaciones globales", una vez considerados sus impactos medioambientales y sus efectos económicos. Las evaluaciones sitúan "en segundo lugar" de preferencia a la opción de mantener el puerto dentro de la bahía. Y relega la construcción del puerto exterior al último lugar, "por su mayor número de impactos críticos y sus menores puntuaciones, sobre todo, en la hipótesis de máxima rentabilidad".Las conclusiones del Informe Pozueta chocan frontalmente con la apuesta decidida que han realizado las instituciones -Gobierno vasco, Diputación y Cámara de Comercio de Guipúzcoa- por la construcción de un macropuerto a mar abierto, en las faldas del monte Jaizkibel. El anteproyecto impulsado por la Autoridad Portuaria de Pasajes calcula una inversión de 733 millones de euros para construir una dársena con 2.695 metros lineales de muelles y una superficie explanada de 232 hectáreas. Esta solución ha suscitado fuertes tensiones en el seno del Gobierno vasco entre quienes la apoyan abiertamente -el consejero de Transportes, Álvaro Amann (PNV)- y quienes lo rechazan de plano -la consejería de Medio Ambiente, dirigida por Sabin Intxaurraga (EA)-.

Ante tal división de opiniones, la postura oficial del Gobierno, expresada por el lehendakari Ibarretxe y refrendada por su portavoz, Miren Azkarate, se ha decantado por favorecer la construcción del superpuerto. Tampoco hay unanimidad en el consejo de diputados de Guipúzcoa, aunque el diputado general, Joxe Joan González de Txabarri, también ha dejado claro el respaldo de la institución foral a la nueva infraestructura en Jaizkibel. En este contexto, aún queda por conocer la posición que tomará el Ministerio de Fomento, titular del puerto y quien debe dar vía libre y financiar la construcción de la dársena exterior.

¿Y qué dicen los expertos? El estudio coordinado por Pozueta, tras evaluar globalmente las tres alternativas, indica que el puerto exterior en Jaizkibel produciría 46 impactos ambientales severos y ocho críticos, derivados de la extracción de materiales en las laderas del monte y que afectarían a los acantilados, la cubierta vegetal, la geomorfología de la zona, la calidad visual del paisaje y la ocupación y usos del suelo. Aunque el estudio admite que traería consigo "una mejora de las condiciones ambientales de la bahía", insiste en que el superpuerto provocaría "la destrucción y alteración de valores medioambientales de especial interés", algunos de los cuales están sometidos a una normativa que les garantiza una "protección estricta".

Posible "infrautilización"

Desde una perspectiva funcional, el informe técnico apunta que el proyecto "permitiría en el futuro un considerable aumento de sus tráficos" y un efecto beneficioso en la generación de empleos, debido a sus superiores dimensiones y mejores cualidades con respecto al puerto confinado en la bahía. No obstante, advierten del "sobredimensionamiento", que podría ocasionar la "infrautilización" de una parte de sus instalaciones durante "un largo periodo de tiempo, tal vez de 15 a 20 años". En este sentido, recuerdan los técnicos que Pasajes ha necesitado dos décadas para superar las mercancías que movió en 1982 (5,4 millones de toneladas). Además, tres cuartas partes de las 5,9 millones de toneladas manipuladas en 2003 dependen prácticamente de dos empresas: la chatarra que va dirigida a Acerlor y el carbón que suministra a Iberdrola, propietaria de la central térmica de Pasaia. La estrecha dependencia a estos productos, advierte el estudio, "plantea interrogantes muy delicados sobre la justificación del puerto exterior". Y respecto a los casi cuatro millones de toneladas que el nuevo puerto podría atraer, el informe matiza que son previsiones "discutibles" debido al "incierto panorama del tráfico portuario", cuyo aumento "nadie puede garantizar con fundamento".

Otro de los inconvenientes es "la gran inversión pública necesaria" -733 millones-, que sólo podría mitigarse "en parte" con las "importantes plusvalías inmobiliarias que pueden generarse en la reconversión e la bahía". El estudio añade que estas cifras están muy lejos de la capacidad de endeudamiento de la Autoridad Portuaria, estimada en 120 millones, según un estudio de Norgestión.

El Informe Pozueta se decanta claramente por el traslado de la actividad de Pasajes a otros puertos y la regeneración de la bahía. Es la mejor solución medioambiental y socioeconómica, aunque presenta un "impacto negativo severo" sobre la economía de Guipúzcoa y otro "severo o crítico", derivado de su complicada aceptación social y política. Sin embargo, tendría efectos muy positivos sobre la calidad de vida y sobre el gasto público, puesto que "podrían obtenerse grandes beneficios" de la regeneración de la bahía.

Dos puertos próximos

"La decisión del futuro puerto de Pasajes no debería tomarse sin considerar las potencialidades de Bilbao -en plena ampliación de El Abra- de servir de base a ciertas demandas de transporte marítimo hoy encauzadas por Pasajes", dice el informe. Sus autores se sorprenden de que, en ninguno de los estudios realizados, se aborde un desarrollo coordinado de ambos puertos vascos, situados a menos de cien kilómetros de distancia, ni se haga referencia "a la posibilidad de concentrar en Bilbao determinados tráficos, como solución al potencial problema de crecimiento de Pasajes". Admiten, sin embargo, que la opción "puede resultar inviable" por la oposición de "las empresas siderúrgicas, la comunidad portuaria, los sindicatos o una parte sustancial de las instituciones forales".

Las evaluaciones comparadas del estudio dan el segundo lugar de las preferencias al mantenimiento del puerto en la bahía, puesto que no produciría impactos ambientales, ni efectos económicos relevantes. Compatibilizar el puerto y su entorno urbano es la opción "menos traumática" de las tres, aunque el informe aboga por abordar una mejor ordenación de la actual actividad portuaria dentro de la bahía. Considera que las descargas de chatarra, tan molestas por la emisión de polvo y el ruido que generan, podrían alejarse de las zonas más habitadas y rodearlas con pantallas sónicas. "Pasajes dispone todavía de cierta elasticidad en su capacidad, susceptible de asegurar un cierto crecimiento de sus principales tráficos (chatarra, carbón, automóviles y productos siderúrgicos)", dice el estudio. Para ello propone racionalizar el espacio portuario, racionalizando y reagrupando algunas labores en una zona de la bahía.

Se podría liberar así alguna parcela o tramo de muelles para usos ciudadanos. Sólo con la construcción de edificios apropiados para almacenar vehículos podrían liberarse 8,5 hectáreas de las 11,6 que se dedican actualmente a este fin. Por todo ello, puntualiza el Informe Pozueta, "tal vez no sea éste el momento más oportuno para plantearse el futuro del Puerto de Pasajes a largo plazo y sea más conveniente esperar unos años para tomar cualquier decisión importante al respecto".

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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