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Aguas muy claras y sanas

Es importante conocer exactamente las propiedades, composición y dureza del líquido elemento, tanto si está embotellado como si sale del grifo de casa. Esta información es la que permite escoger el agua más adecuada en función de las necesidades y del estado de salud de cada uno.

Precisamos diariamente dos litros de líquidos, que pueden aportarse mediante bebidas o alimentos. En los últimos años se ha producido un importante incremento del consumo de agua mineral. Pero, ¿tiene alguna ventaja? ¿Cuáles son las diferencias entre el agua del grifo y el agua embotellada?

El agua, teóricamente, debe ser inodora, incolora e insípida. En la práctica, por el sabor se pueden diferenciar claramente los distintos tipos. Esto se debe a las sales minerales, gases y microorganismos que componen el agua. Las ricas en sodio y cloruros saben ligeramente saladas. Las sales de calcio y magnesio proporcionan un sabor duro y terroso, y los sulfatos dan un gusto amargo. También el potabilizante empleado para su desinfección deja olor y sabor.

Composición. Las aguas de manantial son aguas de origen subterráneo que emergen espontáneamente a la superficie. Las aguas minerales naturales son aquellas que proceden directamente del manantial y se embotellan sin haber experimentado ningún tipo de manipulación. Cuando se les añade o extrae algún elemento se denominan semiartificiales. Una de las características que define un agua mineral natural es su pureza, determinada en gran medida por la profundidad de la que procede.

Tanto en el agua mineral como en la del grifo, el tipo y cantidad de sustancias disueltas dependen de las características geológicas de la zona. El agua del grifo de la cuenca mediterránea tiene un alto contenido en minerales, mientras que la de Madrid y otras zonas interiores, sin embargo, tiene un bajo contenido. Si en su camino se filtra por piedra calcárea, se originan aguas duras; si es por arena compacta, agua semidura, y si discurre por granito y basalto, serán blandas. La dureza del agua viene determinada por su contenido de calcio y magnesio.

Etiquetado. Además de la información obligatoria para todo producto alimenticio, en el caso del agua mineral se debe incluir el nombre del manantial o lugar de explotación. También es necesaria una referencia de los resultados analíticos llevados a cabo, indicando la fecha del análisis, e incluir la composición y características del agua. Con un análisis bioquímico se puede conocer el contenido mineral del agua embotellada. El residuo seco medio se encuentra en torno a los 400 mg/l. El pH informa del carácter ácido o alcalino de un agua, que puede estar influido por el CO2 disuelto y la cantidad de carbonatos y bicarbonatos que contenga. Conocer el pH del agua es muy interesante porque, por ejemplo, las aguas alcalinas están indicadas en caso de cálculos renales, ya que la alcalinidad de la orina dificulta la precipitación del ácido úrico.

Pilar Riobó es jefa asociada de endocrinología y nutrición de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

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