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El Consell se desmarca de un preacuerdo para salir de la crisis de la Acadèmia

Los académicos se toman un tiempo para adoptar una posición tras el rechazo del preacuerdo

El consejero portavoz, Esteban González Pons, arrojó ayer un jarro de agua fría sobre las intensas negociaciones mantenidas en los últimos días para hallar una salida a la crisis de la Acadèmia Valenciana de la Llengua. El portavoz recuperó la línea argumental del Consell en los días previos al pleno de la Acadèmia que debía discutir el dictamen sobre la naturaleza del valenciano y que bloqueó el propio Consell: "El Gobierno valenciano sólo considera válido el nombre de valenciano para nuestra lengua y eso no es negociable". El desánimo cundió entre varios acadèmicos que apoyaban el dictamen.

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Los acadèmicos esperaban la respuesta oficial del Consell al principio de acuerdo logrado la noche del martes en una reunión celebrada en Benidorm con presencia del propio González Pons y de varios académicos. Los malos presagios por la demora en la contestación del Consell se cumplieron y no hubo un definitivo acuerdo. En síntesis, el acuerdo se fundamentaba en una nueva redacción del dictamen, que eliminaba el doblete "valenciano/ catalán" y lo sustituía por la fórmula "lengua compartida" con dos nombres, en referencia a la unidad lingüística del valenciano y el catalán.

Pero, según fuentes de la Acadèmia, el Consell se dividió a la hora de enjuiciar dicha solución, lo que originó la intervención de ayer de González Pons. Éste insistió en que "el Consell no negociará nunca con el nombre de la lengua" y advirtió de que no admitiría ninguna fórmula similar a la utilizada por el Gobierno en el memorándum presentado en Bruselas que reconoce la unidad lingüística del valenciano y el catalán. "La Generalitat va a recurrir el memorándum y eso sería una gran contradicción", recalcó González Pons.

De hecho, el principio de acuerdo alcanzado no pasaba por la fórmula del memorándum que se refería al catalán como la lengua de Cataluña y Baleares, que en la Comunidad Valenciana recibe el nombre de valenciano.

El consejero portavoz también fue el encargado de matizar las declaraciones hechas el día anterior por el portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Jaime Mayor Oreja, contrario al reconocimiento de las lenguas cooficiales españolas en las instituciones europeas. González Pons aprovechó para negar que hubiese hablado con Cataluña de la lengua -"nunca hemos hablado con Cataluña de nuestras señas de identidad"-, además de advertir: "No cabe hablar de relaciones [con el Gobierno catalán] sin un gesto de reconocimiento y solidaridad [sobre el reparto de agua]. No obstante, el consejero admitió que si Pasqual Maragall acepta la invitación para acudir a Murcia para hablar del arco mediterráneo "sería un gesto que el Consell apreciaría considerablemente".

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Fuentes del Consell justificaron ayer la ruptura del preacuerdo alcanzado con los académicos por las numerosas filtraciones a los medios de comunicación sobre el contenido de los contactos y, aunque no dieron los contactos por cerrados, se mostraron pesimistas sobre una pronta salida a la crisis que explotó cuando el consejero de Educación y Cultura, Alejandro Font de Mora, irrumpió en el pleno dela Acadèmia del 22 de diciembre para bloquear el dictamen.

"El Consell no tiene que aceptar o no aceptar nada. Ayudamos a las instituciones a cumplir con su función y el Consell está ayudando a los académicos a llegar a un acuerdo", prosiguió González Pons, "pero si se acepta una decisión [sobre el dictamen del valenciano] por mayoría y no por casi unanimidad se habrá roto la AVL".

El desánimo cundió ayer entre algunos de los 13 académicos (de un total de 20) que apoyan el dictamen sobre la naturaleza del valenciano. Varios integrantes consultados tan sólo indicaron que próximamente se tomará una decisión sobre cómo proceder en el seno de la Acadèmia. Se ha propuesto también enfríar el ambiente para volver a retomar la cuesitón en un plazo corto de tiempo.

Reinaba, no obstante, la sensación de pesimismo cuando no de indignación y de hastío por el tiempo perdido al intentar dar salida política a una cuestión irrebatible para la comunidad filológica. Toda la negociación se ha llevado bajo una gran presión ejercida desde diversos frentes, incluido el de los medios de comunicación.

Ahora "todo está en el aire", apuntó un académico, al tiempo que confiaba en que se reconduzca la situación. Los académicos podrían presentar el nuevo dictamen al pleno de la institución, pero todo depende de futuras conversaciones. Los académicos más próximos al secesionismo lingüístico se han desmarcado del principio de acuerdo.

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