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Reportaje:

Nico, el rostro de la tragedia

Argentina se moviliza para buscar a un niño desaparecido en el incendio de la discoteca República Cromañón

Jorge Marirrodriga

Una mañana de diciembre a Romina Flores, de 23 años y residente en la barriada bonaerense de Florencio Varela, le convenció una amiga para que se sacara unos pesos extra limpiando en los baños de una discoteca de la capital durante el concierto esa noche de un conocido grupo de rock. Incluso podría llevarse a su hijo Nico, de cuatro años, que podría permanecer en uno de los baños donde se improvisaría una especie de guardería. Romina murió esa noche en el incendio de la discoteca República Cromañón (la tragedia acabó con la vida de 187 personas), pero de su hijo no hay ni rastro. Autoridades, asociaciones y particulares se han lanzado a la búsqueda, y su rostro se repite en vallas publicitarias e imágenes por todo el país.

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"Hay varias hipótesis. Puede ser que una madre cuyo hijo haya muerto en el incendio se llevase a Nico y lo retenga. Justamente el objetivo de esta campaña es provocar que el entorno de esa persona tome conciencia e informe del paradero del chico", declaró ayer a este periódico Susan Murray, de la organización Missing Children, uno de los organismos que se ha hecho cargo de la localización del pequeño.

En algunos medios locales se han mostrado imágenes en las que aparece una mujer con un niño vivo que podría ser el pequeño desaparecido. "La familia no ha reconocido al pequeño en dichas imágenes, pero es todo muy confuso", explicó Murray. Otro elemento que podría resultar esclarecedor en el caso es la presencia del cadáver de un niño de entre 7 y 9 años en un depósito de cadáveres de Buenos Aires a quien nadie ha reclamado desde que se produjo el incendio.

Sin embargo, la familia tampoco ha reconocido el cuerpo como el de Nico. "Lo más probable es que los padres de este chico también hayan muerto en el incendio", opinó la representante de Missing Children, quien añadió: "Lo que está sucediendo es terrible, pero al menos estamos manejando la hipótesis de que el niño está vivo".

Según relataron algunos testigos, cuando el incendio empezó a tomar considerables proporciones y la humareda a hacerse densa, muchas mujeres con niños retrocedieron hasta el baño, donde además el agua estaba cortada por decisión del propietario de la discoteca. Como resultado del fuego, 10 niños murieron, entre ellos un bebé de apenas 10 meses, Luisana Ledesma, cuya madre también falleció en el siniestro.

No era la primera vez que se desataba un incendio en la discoteca, y aunque el dato raye lo surrealista, el local disponía de dos empleados encargados de sofocar rápidamente los pequeños conatos de incendio que se producían durante los espectáculos debido al empleo de bengalas y pirotecnia. Uno de ellos es Juan Carlos Bordón, a quien se le pagaban 35 pesos (unos 9 euros) por noche y ha sufrido en diversas ocasiones quemaduras tratando de apagar los fuegos. Sin embargo, en su trabajo también debía atender a los clientes en las diversas barras del local, cosa que estaba haciendo en la noche del 30 de diciembre cuando se desató la tragedia.

En cuanto al avance de las investigaciones, el propietario de la discoteca incendiada, Omar Chabán, fue trasladado en la madrugada de ayer (hora española) a la cárcel de máxima seguridad de Marcos Paz, en la provincia de Buenos Aires, mientras su abogado declaró que estaba seguro de que el polémico empresario había recurrido a los sobornos para evitar el cierre de República Cromañón ante la inseguridad que presentaban las instalaciones.

Mientras, siguen las clausuras de locales en todo el país, aunque ya han comenzado las protestas de diversos sectores productivos ante los perjuicios que está provocando el cierre indefinido de muchos locales públicos. Para este fin de semana podría levantarse la orden de cierre que pesa sobre algunas discotecas bonaerenses.

Fotografía de Nico distribuida por la familia del niño.
Fotografía de Nico distribuida por la familia del niño.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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