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ESTA SEMANA
Columna
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Falsas expectativas

Hace bien el ex ministro de Agricultura y Pesca, Miguel Arias, en alertar sobre lo que él considera falsas expectativas que se están generando ante la posibilidad de que se pueda reeditar un nuevo Tratado de Pesca entre la Unión Europea y España. Tal medida beneficiaria, en especial, a la flota andaluza que malvive con ayudas comunitarias desde hace cinco años, tras no renovarse el acuerdo que se mantenía entonces. El impacto económico de este "parón" forzoso que se vive en los puertos andaluces aún lo estamos pagando bien caro sin que para nada esta adversidad haya servido para establecer alternativas eficaces a una actividad tradicional que generaba gran riqueza en el litoral andaluz.

Advierte Arias, ahora responsable del área económica del PP, y reconocido experto en política comunitaria, que no hay indicios objetivos de que se vayan a reanudar siquiera las negociaciones puesto que no hay autorización alguna en este sentido de Bruselas ni, tampoco, una partida presupuestaria determinada con la que soportar una iniciativa de este tipo. Concluye señalando que sólo a partir de 2006 podría ser viable una medida de esta envergadura. Su posición contrasta con el optimismo que ha surgido en nuestra tierra tras el anuncio del mismo Comisario europeo de Pesca y Asuntos Marítimos, Joe Borg, quien adelantaba, precisamente durante su visita a Andalucía, el inminente inicio de negociaciones con el país magrebí. Estas palabras le llevaron, incluso, al presidente de la Junta, Manuel Chaves, a expresar sus deseos de que antes de que acabe el año ese entendimiento entre ambas partes sea toda una realidad.

Es cierto que no hay que sembrar ilusiones si no existen indicios objetivos de que se puedan llevar a cabo esos deseos. En este sentido, se puede comprender la actitud de Arias, pero no es igualmente desdeñable la comprobación, para satisfacción de todos, de la existencia de los primeros frutos de un cambio en la diplomacia española que ha hecho transformar radicalmente el escenario con respecto a nuestros vecinos. Se ha pasado de rechazar rotundamente cualquier posibilidad de nuevo acuerdo a incluirse entre sus prioridades. Un planteamiento novedoso que, también, ha afectado a las autoridades comunitarias, reacias como estaban a nuevas aventuras en este aspecto en concreto. Eso, al menos, es para celebrarlo, aunque hay que andarse con sumo cuidado. La experiencia nos dice que este tipo de negociaciones son complejas y que afectan a otros intereses andaluces que no sólo se refieren a la pesca, por ejemplo, como ocurre con el sector hortofrutícola. Es por ello que la visita, esta semana, del Rey Juan Carlos a Marruecos, seguida más tarde por la del mismo Chaves, ha de servir para progresar lo suficiente y remover los obstáculos necesarios para que ese acuerdo tan esperado sea una realidad a corto plazo, alejando así el peligro de no dar la respuesta debida a las esperanzas legítimas surgidas en el ya de por sí muy castigado sector pesquero andaluz.

Eso en la pesca, mientras que la industria aeronáutica andaluza tiene, igualmente, motivos para el orgullo en estos días. Se presenta en la ciudad francesa de Toulouse el A-380 de Airbus, que se convertirá en el avión de pasajeros de mayor capacidad del mundo y en cuya construcción han participado las factorías radicadas, fundamentalmente, en la Bahía de Cádiz. Frente al evidente declive de los astilleros, el sector aeronáutico en Andalucía se consolida convirtiéndose esta región en el tercer polo en Europa de esta actividad junto con Hamburgo y la antes mencionada Toulose. Por delante quedan proyectos muy esperanzadores como es el de la ubicación en Sevilla de la planta de ensamblaje del avión de transporte militar A-400-M de EADS CASA y que es ya una grata realidad que ha de dar un notable impulso a la industria andaluza siempre y cuando, eso sí, aquí se sepa estar a la altura de las circunstancias. Por tanto, la semana que ahora empieza nos ofrece la posibilidad de observar en primer plano poderosas razones para la ilusión. Sólo falta que ésta se vea correspondida por los hechos cuanto antes.

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