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Entrevista:IGNACIO JIMÉNEZ DE LAIGLESIA | Promotor del proyecto Valencia Litoral

"Todo el mundo tiene vela en este entierro"

Miquel Alberola

Pregunta. Usted no es un promotor al uso.

Respuesta. No, soy promotor de proyectos. A raíz de estudiar en Harvard entendí que había otra forma de hacer las cosas que es generar ideas, ponerlas en valor y en el mercado. Hay una tendencia tremenda en Europa a confundir idea y capital. Es decir, que no hay idea si no hay capital y el que el capital es el que desde el principio tiene la idea, lo que es falso. El capital tiene excedente y lo que necesita son ideas. Y ésa es una batalla en la que estoy. Quiero que quien tenga ideas, que es quien al final más valor genera, se le tenga en consideración y se le respalde. La economía la mueve la creatividad.

P. El ámbito de los creativos de Richard Florida.

R. Sí, Richard Florida lo que hace es un compendio de algunas ideas que llevan discutiéndose en ambientes universitarios de los Estados Unidos desde finales de los sesenta. Florida es la estructuración de la imaginación al poder. El poder, entendido como poder financiero o institucional, está falto de imaginación. Quizá porque quien está al frente está ejecutando y no imaginando. El poder sin imaginación produce resultados manifiestamente mejorables.

P. ¿Cómo es percibido aquí lo que propugna?

R. Respecto al proyecto de Valencia Litoral, pues unos lo entienden más y otros menos, otros lo han acogido con sorpresa, otros con indiferencia... La acogida no es la misma en la distancia corta que en los comentarios oficiales, por la prudencia propia de cualquier manifestación política. La falta de cohesión hace que Valencia sea más fértil para cualquier tipo de iniciativa que no venga auspiciada por el discurso oficial. Es una gran ventaja que no haya un discurso oficial en esta ciudad. Y si lo hay, tampoco es muy tenido en cuenta.

P. ¿Ha sentado mejor el proyecto a la sociedad que a los poderes?

R. La acogida social nos ha sorprendido en clave positiva. Habrá quien discrepe, pero no ha habido una opinión contraria defendida por ningún colectivo vecinal, profesional o político. Tampoco creo que sea una casualidad: Jean Nouvel siempre definió Valencia Litoral como un proyecto sensible. Los vecinos nos piden que sigamos.

P. El poder local no parece muy partidario del urbanismo democrático.

R. No se puede hacer urbanismo de espaldas a los ciudadanos. Alguien tiene que empezar a decir que ya está bien. ¿Por qué tenemos que ver la ciudad transformada sin haber opinado? ¿Porque hay 15 días para presentar una alegación? No es fácil obtener información, y si se obtiene es indescifrable para el 99% de los mortales. Y el resto está involucrado y no va a poner chinitas en los caminos. Y los concursos son una manera de objetivar lo que está lleno de subjetividad. Todo el mundo tiene que opinar en un proyecto urbanístico de cierta envergadura. Todo el mundo tiene vela en este entierro.

P. ¿Qué le ha movido a impulsar este proyecto?

R. La sensación de oportunidad única de intentar ayudar a transformar Valencia de ciudad grande en gran ciudad. Tenemos lo peor de las ciudades grandes y nada de lo bueno de ellas, como repite José Miguel Iribas. Valencia tiene muchísimos atributos para ser receptora de gente con talento y retener la que tiene. Esta ciudad genera mucha creatividad, pero hay que retenerla porque si se te va, has perdido el mayor valor económico que podamos tener. Con una excusa como la de la Copa del América hay que generar ilusión y crear un entorno agradable para atraer a la creación a una ciudad con tantos atributos, que es la que crea los mayores valores en la economía capitalista.

EN DOS TRAZOS

Ignacio Jiménez de Laiglesia (Valencia, 1961) ha pasado por todas las fases de la promoción urbanística. Hace 20 años gestionó empresas familiares y en 1994 emprendió el camino solitario hacia el análisis y la viabilidad de proyectos que le ha llevado a liderar la propuesta Valencia Litoral, un proyecto concebido con metodología muy anglosajona a partir de un visión global sobre la ciudad y dibujado por el arquitecto Jean Nouvel. Huye de lo fácil y le gustan los retos imposibles. Éste lo es en gran manera: sacude el cocotero y genera inquietud en las parcelitas de los poderes establecidos.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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