Las raíces de los conflictos violentos
El informe anual del Worldwatch Institute alerta sobre la relación entre pobreza y terrorismo
"La mayor parte de las guerras civiles del mundo, el grueso de la emigración y del terrorismo" salen de países pobres donde los jóvenes tienen pocas perspectivas, afirma Christopher Flavin, presidente del Worldwatch Institute. Su informe El estado del mundo 2005 fue presentado ayer en Barcelona y Washington. El texto sostiene que la lucha antiterrorista "distrae la atención de las causas básicas de la inestabilidad", como la pobreza. Pone en duda que se acabe militarmente con el terrorismo y asegura que ésta es la vía de los "políticamente desesperados" y "militarmente débiles".
Uno de los datos que cita el texto es la existencia de una relación directa entre conflictos civiles y el índice de mortalidad infantil de un país. La fuente es un estudio de la CIA sobre los países del África subshariana y el sur de Asia. Análisis recientes señalan que los países con una alta fertilidad, y también mortalidad, "son los que corren más riesgo de verse implicados en conflictos civiles armados, en guerras entre países que van desde las revueltas políticas y étnicas hasta la violencia aprobada por el Estado y el terrorismo".
La ayuda que aportan los países industrializados para el desarrollo es, en opinión de Mijail Gorbachov, autor del prólogo "un porcentaje minúsculo de su producto interior bruto y no se acerca ni remotamente a las promesas hecha hace más de 10 años en la cumbre de Río". Estas ayudas sumaron 68.000 millones de dólares en el año 2003. La cifra equivale al 0,25% de la renta nacional bruta de los países donantes, muy lejos del 0,7% propuesto en la cumbre de Johanesburgo.
El estudio no sólo recoge los datos negativos. También anota los progresos. Así, se ha producido una reducción de arsenales, aunque de modo desigual. Las armas convencionales, tanques, artillería, cazas y buques han descendido el 25% y los arsenales nucleares el 68%. Sobre todo se ha avanzado en la eliminación de las minas antipersonas, de las que se han destruido 50 millones. El desarme puede tener también su cara negativa. "Los Estados pertenecientes a la OTAN y el Pacto de Varsovia han recortado de manera sustancial su armamento", pero "una parte de los excedentes no ha sido destruida, sino que ha sido enviada a los países en vías de desarrollo".
Las cifras de las deficiencias, que están en la raíz de conflictos violentos, son notables: 434 millones de personas sufren escasez de agua, 2.000 millones de personas padecen hambre y deficiencias nutritivas crónicas, entre 34 y 46 millones de personas están infectadas por el sida, entre el 21% y el 26% de la población joven subsahariana se halla en el paro y sin formación para hacer frente al futuro. Los directores del trabajo, Michael Renner y Hilary French, concluyen: "La fijación actual de la lucha contra el terrorismo ha eclipsado las amenazas más graves, porque un mundo más igualitario es un mundo más seguro".
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